Kubrick trabaja en 'Eyes wide shut', primer filme que hace en diez años
Como siempre, rodea su rodaje un impenetrable muro de silencio
Un muro de silencio rodea, como de costumbre, el trabajo de Stanley Kubrick. Una simple pregunta sobre el contenido de su película o sobre la agenda del cineasta norteamericano, desde hace casi 20 años afincado en Londres, cae en oídos sordos. Cláusulas de confidencialidad impiden a sus colaboradores dar mínimas pistas sobre el primer filme que Kubrick realiza desde que, hace diez años, estrenó La chaqueta metálica. Es difícil, sin embargo, esconder una superproducción que se rueda en Londres y sus alrededores. Y más arduo todavía hacer invisibles a superestrellas como Tom Cruise, que esta vez actúa para el director más secretista del mundo.
Stanley Kubrick vive aislado en la campiña inglesa" a corta distancia de la capital, desde finales de los años setenta. Reciente mente abandonó su refugio (del que apenas sale y cuando lo hace rehuye a los medios de comunicación) para rodar Eyes wide shut con Tom Cruise, Nicole Kidman, Harvey Keitel y Jennifer Jason Leigh. Keitel se dejó ver por Londres a finales de no viembre y, según los portavoces de Tom Cruise y Nicole Kidman, la famosa pareja deberá retornar a Estados Unidos en primavera. "Jason Leigh es también una de las protagonistas en esta película, que explora dentro de las obsesiones sexuales y los celos", confirma Julian Senior, responsable de la productora y distribuidora estadoundidense Warner en Londres. Senior ejerce de conexión humana entre Stanley Kubrick y el mundo exterior, del que el cineasta huye sistemáticamente. Es la única persona que está al tanto de sus ideas y sus planes. Y el primero que recibió directamente la noticia, el pasado marzo, de la intención de Kubrick de volver a trabajar detrás de las cámaras.
Es la historia de una pareja neoyorquina pero Kubrick rueda, sin embargo, en localizaciones reales de Londres. En discotecas como Madam Yo Yo, en el barrio del Soho, donde alternan auténticos travestidos", confirma Senior, que inició su relación con Kubrick durante el rodaje de La naranja mecánica. "Me pidió que le explicara el sistema de distribución", cuenta. "Cuando le pregunté de cuánto tiempo disponía, él me contestó: 'Todo el que haga falta hasta que comprenda lo que me diga" explica Senior sobre su primer encuentro con el realizador. Los contactos prosiguen desde entonces. "Es un honor que Kubrick me considere su vínculo entre él y la Warner. Las grandes empresas son dinosaurios, con enormes cuerpos y mentes diminutas", continua.
La noción del tiempo no encaja en la idea de disciplina que tiene Kubrick. "Él dice que trabajará en la película el tiempo que necesite para contar la historia que quiere contar", asegura Senior. Al pedirle que concrete la fecha de finalización del filme, dice que el realizador confía en estrenar Eyes wide shul, con guión de Frederic Raphael, a finales de 1997 en EE UU, y en Europa pocos meses después.
Ante la observación de que parece un tiempo más dilatado que el se acostumbra en el cine actual, comenta: "Kubrick se parece a los artesanos del siglo XVIII. Tiene en su casa una sala de montaje donde trabaja a su propio ritmo. No se marca pautas de horario, sino que seguí a por sus instintos y sus necesidades vitales".Películas de la envergadura de 2001: una odisea del espacio, La naranja mecánica y El resplandor justifican la nueva inversión de Warner. Senior no duda en la habilidad de Kubrick (pese a que no ha realizado una película desde hace cerca de diez años) para conectar con las nuevas generaciones y ambientes: "Me gustaría que hiciera más películas, pero él Sólo trabaja cuando siente que tiene una historia".
"Yo", añade Senior, "siento un gran respeto por una persona que es capaz de convertir un filme en una obra de arte. Stanley Kubrick es uno de los cuatro más grandes directores' del cine actual, y el único que trabaja como se trabajaba en el pasado, cuando el realizador se encerraba en su mundo y los estudios tenían que esperar a recibir de él la película ya finalizada", afirma el responsable londinense de la Warner.
Babelia
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