Asaltos en el campus

, Es uno de los tramos más oscuros del parque del Oeste. Y uno de los más visitados. La zona colindante con la carretera de La Coruña, junto a la multiestación de Moncloa, es paseo obligado cada día para alumnos, profesores y personal de la Universidad Complutense (130.000 matriculados). Y también para alguna que otra especie de la fauna urbana: navajeros, atracadores, drogadictos y hasta un exhibicionista sin complejos para desplegar la gabardina al paso de las jóvenes.La quejas han llegado hasta el rectorado de la Complutense. Desde allí, se ha iniciado una campaña de recogida de firmas para que la concejalía de Moncloa ponga mayor vigilancia en esta zona del parque. "Hemos recibido un montón de quejas de alumnos y trabajadores, sobre todo mujeres, que no se atreven a pasar por esa zona. Queremos que lo vigilen más, y sobre todo, que esté más iluminado por las noches", explicó un portavoz. También la policía, según fuentes de la Jefatura Superior, tiene señalado en el mapa este punto como uno de los más conflictivos del distrito. Una apreciación con la que coinciden las víctimas de los asaltantes.A una de ellas, Lola Montero, empleada en el rectorado, todavía se le eriza la piel cuando recuerda la media hora que la tuvo retenida, bajo la amenaza de una navaja, su asaltante. "Ya había anochecido cuando camino del metro, cerca de una plazoleta, un, chico me arrancó el bolso, me quitó el dinero y no contento con esto me amenazó para que le diera el número secreto de mis tarjetas de crédito. Fue espantoso, y lo peor es que todos los días atracan a alguien. Da miedo pasar por allí", explica Lola. Algo parecido le ocurrió a Lourdes, alumna de 18 años y una de las últimas víctimas, que prefiere que sus apellidos no aparezcan publicados. "Es por miedo, no me he recuperado todavía. Me habían contado que era peligroso, pero nunca pensé que a plena luz del día me fueran a quitar lo único de valor que tenía".

Era mediodía, y se dirigía a coger el autobús en la plataforma de Moncloa. A pesar de las advertencias, acompañó a unas compañeras de un colegio mayor próximo al parque, y se vio obligada a pasar por el conflictivo paseo. Estaba ya cerca de Moncloa, cuando de repente un hombre se acercó por detrás y, a punta de navaja, le pidió con mucha amabilidad, eso sí, todo lo que llevaba de valor encima. "Tuve que darle dos anillos, el reloj y unas mil pesetas en monedas. Le dije que no tenía más, me empujó y se fue". Lourdes no ha vuelto a pasar por el "maldito" parque. Otro de los personajes fijos del parque es un exhibicionista que casi todas las mañana, sin horario fijo, trata de impresionar con sus atributos masculinos a las mujeres del campus. "Siempre anda merodeando por el parque y a la mínima ocasión se exhibe. Es horrible que tengamos que sufrir este acoso", explica otra alumna.