Cascos justifica la demanda a Gonzalez en que "la calumnia no debe quedar impune"
El vicepresidente Francisco Álvarez Cascos ironizó ayer para explicar por qué el PP quiere llevar a Felipe González ante el juez por sus palabras en una reunión del comité federal del PSOE el pasado día 8. "Estoy absolutamente identificado con la ponencia marco de los socialistas, según la cual la calumnia nunca debe quedar impune", dijo Cascos. González se hizo eco, supuestamente, de informaciones según las cuales el PP recibió dinero para su campaña de 1996 del empresario mexicano Emilio Azcárraga, dueño de Televisa y socio de Telefónica en la plataforma digital que impulsa el Gobierno.
Los socialistas, por su parte, tienen claro que detrás de esta demanda contra su secretario general se esconde una "obsesión" por Felipe González. En concreto por llevarle ante los tribunales con cualquier pretexto. El ex ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, señaló ayer que el PP ha sustituido "la obsesión futbolística por el antiguo váyase, señor González".Álvarez Cascos justificó ayer en el Congreso la posición de su partido asegurando que se les ha imputado un delito, por lo que necesariamente tienen que reaccionar.
Pese a todo, tanto el vicepresidente Álvarez Cascos, como el portavoz del PP en el Congreso, Luis de Grandes, adoptaron ayer un tono conciliador, dando, la impresión de que quieren ofrecer a González la posibilidad de que desmienta lo que publicaron los medios de comunicación tras la reunión del Comité Federal.
Gravedad
De Grandes señaló que la acusación era de una gravedad extraordinaria porque "se ponía en cuestión la legitimidad del PP en su asunción del poder". Viene a decir que, si González acusa a su partido de haber recibido para la campaña electoral última nada menos que 3.500 millones de pesetas, se puede llegar a la conclusión de que tuvo ayudas irregulares que empañan su triunfo. Todo esto hay que aclararlo, insiste.Por su parte, el portavoz del grupo parlamentario en el Congreso, Joaquín Almunia, asegura que su grupo no sabía si reaccionar con sorpresa, indignación o jolgorio. Y enumeró unos cuantos problemas de gran calado que aquejan a este país para decir que el Gobierno "no está a la altura de su responsabilidad".
"Nosotros, gracias a Dios, somos de otra forma, tenemos otra concepción de la forma de hacer política", afirmó. E hizo votos para que su grupo no pierda la paciencia y haga política como el PP, es decir, visitando los juzgados.
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