Lejos del pasotismo
ES INDUDABLE que la parte de la juventud que sigue estudios universitarios es un sector vital para el porvenir de nuestro país. Ocurre además que casi todo el mundo tiene experiencias directas que, con demasiada facilidad, se toman como representativas de ese enorme colectivo de millón y medio de estudiantes. Por ello resulta imprescindible hacer el esfuerzo de acercarse a sus opiniones reales, a sus inquietudes o esperanzas, expresadas por ellos mismos, antes de aventurarse en ulteriores análisis.La encuesta realizada a 4.000 jóvenes universitarios españoles, y publicada en EL PAÍS durante los últimos días, proporciona esa base empírica fundamental. Confirma algunas de las ideas existentes, pero desmonta muchos de los tópicos sobre los que se han construido las más fantásticas profecías o diagnósticos.
Lo que nos dicen los datos publicados es que la juventud universitaria está muy lejos del pasotismo que se le ha querido adjudicar. Muestra un grado considerable de preocupaciones sociales y culturales, no está conforme con los niveles de solidaridad o de justicia existentes en nuestro país, y les preocupa el éxito de su etapa formativa y su futuro personal y profesional. Pero tampoco es una juventud que abomine de la sociedad en que vive, de su entorno familiar y educativo. De hecho, puede sorprender a algunos el optimismo que se trasluce a la hora de valorar las posibilidades de evolución de nuestro país.También puede sorprender el alto grado de coincidencia entre la carrera que deseaban estudiar y la que efectivamente están siguiendo, 73% en la primera opción solicitada y un 16% más en la segunda. El dato estaba ya presente en los informes de las universidades desde hace años, pero ha pasado casi inadvertido ante la repercusión pública de los casos restantes, numerosos en términos absolutos independientemente de su reducido alcance relativo.
O el aprecio que muestran por la universidad en la que estudian, e incluso por sus profesores, muy lejano a lo que ha sido tradicional en la Universidad española, salvo en lo que se refiere a la siempre odiosa faceta examinadora. Los planes de estudios son la principal causa de desacuerdo y de inquietud, algo que las autoridades académicas y ministeriales deben tomar en consideración y avanzar más en una reforma necesaria.
Se quejan también los universitarios de la falta de formación para el trabajo en sus carreras, una preocupación con frecuencia mal analizada, siendo paradójicamente los de Humanidades los más sensibles a este punto cuando, desde la perspectiva de una mayor presencia de las Humanidades en los currículos, suele criticarse una cierta orientación de los estudios universitarios al mercado.
Políticamente se autositúan en la zona izquierda del espectro, pero al tiempo su apoyo electoral al PP en las pasadas elecciones ha sido masivo, y las perspectivas para el próximo futuro son de que ese apoyo se mantenga. Una aparente contradicción que tiene mucho que ver con el desprestigio acumulado por el PSOE en la población joven, especialmente en las últimas legislaturas. Su posición respecto a las creencias religiosas también es llamativa. El 60% de los varones y el 73% de las mujeres dice creer en Dios, pero se muestran muy críticos con la Iglesia. El 40% asegura que es una institución anacrónica, aunque no nieguen su validez.
La buena convivencia y comprensión con la generación de los padres es otro rasgo sobresaliente de la encuesta, significativo de los cambios sociales que han ido transformando la sociedad española en los últimos años. Por último, las esperanzas depositadas en su futura personal y profesional, a pesar de sentir agudamente la amenaza del paro, y las expectativas de mejora de nuestro país, justifican una actitud optimista ante los resultados de la encuesta, que es un buen material de trabajo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.