Los Lozano lanzan la feria televisada
El número de espectadores por temporada pasó de 700.000 al millón
Llegaron, con uno de los currículos más impresionantes que se recuerdan, el mismo año en que murieron Marcial Lalanda y Concha Piquer, y estando al mando de Las Ventas, Madrid vio por fin terminada su catedral. Los hermanos Lozano, al inicio de los 90, presentaron como bagaje haberse iniciado como empresarios a la edad de 17 años y haber gestionado múltiples plazas de primera categoría en América y España. Aterrizaron, además, presumiendo y gustándose cuando les definían como consumados inventores de figuras del toreo, caso de Palomo o Espartaco."Nuestro objetivo principal fue potenciar lo que había, aun sabiendo que el listón estaba muy alto y que lo teníamos muy difícil. Hoy, siete años después, estamos orgullosos, porque, al margen de las dos ferias, se ha incrementado notablemente el número de espectadores durante la temporada, pasando de 700.000 a más de un millón". Lo dice José Luis Lozano, que, además de llevar las relaciones públicas de la empresa, se encarga personalmente de la contratación de los toreros. Su hermano Eduardo se ocupa de la administración, y Pablo, conocido en su etapa de matador como "la muleta de Castilla", gestiona lo relativo a los toros.
Entre los recuerdos que guardan de su llegada a Madrid destacan, en lo negativo, la pelea económica con quien ostentaba el título de triunfador de 1989, José Miguel Arroyo, Joselito, "pulso que fue muy duro y que mantuvimos de forma directa y abierta en los medios de comunicación". Lo positivo fue "el éxito incontestable del sobrino, Fernando Lozano, en el primer San Isidro que organizamos, y la implantación del llamado abono preferencial, que fue todo un gesto hacia el aficionado de verdad, porque se ahorraba un 10% al incluirse, junto a los abonos, los festejos de los domingos de Ramos y Resurrección y las corridas del 15 de agosto y del 12 de octubre, que eran fechas muy tradicionales que no habían sido cuidadas como se merecían hasta nuestra llegada".
Del resto de su septenio, José Luis Lozano pone el acento en los triunfos de César Rincón -a quien ahora apoderan- y subraya sobre todo la retransmisión televisiva en directo de toda la feria a través de Canal +: "Comenzamos en 1992 y fue y sigue siendo un revulsivo para la fiesta y todo un acierto, a la vez que una inestimable ayuda para la afición que no puede acudir a la plaza por diversos motivos, y especialmente para los que viven lejos de Madrid. Gracias a Canal + podemos decir que hemos multiplicado por varios miles el abono de la feria".
Los Lozano alardean de ser toledanos, se definen abiertamente como taurinos y afirman categóricos que Las Ventas "no es un negocio redondo, ni mucho menos, porque se pagan demasiados y excesivos impuestos y porque hay que trabajar al máximo y sin vacaciones, habida cuenta de que planificamos la temporada en cuanto concluye la anterior y a razón de 80 festejos al año".
Se lamentan de Ios listillos y los sabiondos, aunque entendemos que son necesarios, porque son la pimienta de este guiso". Su máxima es improvisar sobre la marcha, "porque el principal problema hoy es que se programa con demasiada antelación, lo que nos parece un terrible defecto", y su lema es "trabajar durante todos los minutos de cada día con absoluto y total cariño a la flesta. Les aflige la escasez de casta y fuerza de los toros, "que se han convertido en animales excesiva y perjudicialmente dúctiles".
Así son los hermanos Lozano, auténtico clan familiar que se ha labrado su inclusión en la nobleza taurina desde la plaza de Las Ventas, adonde llegaron de la mano del empresario más polémico de los últimos tiempos, con quien siguen trabajando: Fernando Fernández Tapias. Del futuro prefieren no hablar, "porque" dice José Luis, "aún tenemos opción a un año más de prórroga en el contrato y después ya veremos si nos interesa volver a concursar".
Babelia
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