El mayor éxito de las FARC
No hay duda: la entrega de los 60 soldados y 10 infantes de marina que estaban en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el grupo guerrillero más grande del país, parte en dos la historia del conflicto armado en Colombia. Es, además la primera vez en cinco años que las FARC y el Gobierno comparten mesa. La sensación que se sintió ayer en Cartagena del Chairá es que políticamente las FARC ganaron mucho terreno. "Son cosas de la guerra. Somos dos ejércitos enfrentados en una lucha de clases", dijo un guerrillero que aparecía orgulloso, dueño de la situación.¿Ha entregado el Gobierno demasiado? A esta pregunta contestaron con un no todos los que ayer presenciaron la entrega, y se contagiaron de la indescriptible emoción de las 70 humildes madres que, después de diez meses de doloroso y largo peregrinar, dieron un abrazo infinito a sus hijos. Desde lejos, las cosas se analizan con más frialdad. Para muchos fue una gran humillación para las Fuerzas Armadas, un precio muy alto para un Gobierno débil como el de Ernesto Samper. El ex consejero para la paz Jesús Bejarano declaró: "Lo que hubo no fue una negociación, fue una entrega".
Desde el comienzo la guerrilla tenía la sartén por el mango. Su intención fue siempre clara: explotar políticamente el triunfo militar de la toma de la base militar de Las Delicias, la mayor derrota que ha sufrido el Ejército y que dejó 31 muertos y 60 retenidos. ¿Es lo ocurrido ayer un precedente para buscar la paz o es, por el contrario, la antesala de la agudización de la guerra? Es hoy el gran interrogante abierto. "A partir del reconocimiento de las partes en conflicto, se sientan las bases para que la negociación ocurra", dijo Augusto Ramírez O'Campo, miembro de la Comisión de Conciliación.
Para muchos analistas, el verdadero objetivo de la guerrilla era lograr que se le otorgara estatuto de beligerancia. Muchos creen que con la entrega de los militares las FARC han alcanzado más de lo que jamás habían hecho en 40 años de combates en la montaña: se mostraron como una fuerza política irregular y lograron sacudirse la imagen de narcoguerrilleros. "Mal que nos pese, las guerrillas en Colombia, aunque actúen de forma delincuencial, son organizaciones político-militares con las que el país tendrá que enfrentar tarde o temprano un proceso de solución negociada al conflicto armado", dijo Alfredo Rangel, ex asesor de seguridad nacional.
El análisis no es sencillo. Lo cierto es que de ahora en adelante, en caso de que haya cualquier proceso de paz, las FARC podrán utilizar un tono de voz más alto.
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