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Crítica:XXI FESTIVAL DE JAZZ DE VITORIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Gran fin de fiesta con un doble homenaje a Thelonius Monk

Clausura de la 21 ª edición del Festival de Jazz de Vitoria con algo menos de público que en jornadas anteriores (se notó la aparición del sol tras bastantes días de nubes y lluvia y posiblemente también el cansancio de una semana repleta de jazz; hasta en los mínimos detalles ciudadanos) pero con la misma intensidad musical que ha caracterizado todo el certamen. La despedida fueron tres conciertos gran calado. Ya por la tarde pasó por el Teatro Principal una las ofertas más atractivas de la semana, la Pocket Brass Band del trombonista Ray Anderson, y por la noche en Mendizorrotza dos homenajes a Thelonioús Monk: uno rezumando sinceridad, el del cuarteto Sphere, y otro que, a pesar de la belleza de su contenido, despedía un inconfundible tufillo oportunista, el de su hijo T. S. Monk. Ray Anderson es un auténtico diablo, tan irónico y musicalmente perverso como seductor. Permanecer impasible ante su música es pura utopía, absurdo intentarlo. Anderson sonríe maliciosamente, sopla la boquilla de su trombón o canta una cancioncilla desquiciada y el mundo cambia a su alrededor: un vendaval de sensaciones lo inunda todo, los pies persiguen un ritmo imposible mientras el cerebro se llena de melodías. La fuerza contagiosa de las marchin' bands de Nueva Orleans y la lucidez del free jazz unidas con desafiante na turalidad. Anderson, además, es un maestro de su instrumento (pocos trombonistas están técnicamente a su altura), un organizador de sonidos desbordante y sabe rodearse de músicos de indiscutible solvencia que comprenden perfectamente sus ideas. El trompetista Jacky Walrath y el batería Charli Persip dieron la réplica idónea al líder sobre un repertorio que comenzó con Duke Ellington para acabar en una arrebatadora tierra de nadie.

Ray Anderson's Pocket Brass Band / Sphere / Monk On Monk

Ray Anderson's Pocket Brass Band. Teatro Principal. Sphere: Gary Bartz, Kenny Barron, Buster Wílliams, Ben Riley. Monk On Monk con Howard Johnson, Eddie Bert y Nnenna Freelon. Polideportivo Mendizorrotza. Vitoria, 19 de julio.

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Por la noche los caminos del festival circularon por senderos más transitados, aunque no por ello menos atractivos. El cuarteto Sphere, tras varios años de silencio, se ha puesto nuevamente en movimiento con la incorporación de Gary Bartz en. sustitución del desaparecido Charlie Rouse, una elección sensacional ya que el saxofonista de Baltimore está viviendo uno de sus mejores momentos creativos. Con un acompañamiento de lujo (Barron, Williams y Riley) Bartz se lanzó constantemente al vacío encadenando solos de gran belleza sobre un par de composiciones de Monk, un original propio y una versión impagable de uno de los temas de Oklahoma! Un homenaje que, con toda seguridad, habría complacido a Monk.

Cerrando la noche se presentó el hijo de Thelonious Monk: un mediocre batería que tras buscar el éxito en el mundo del pop decidió consagrarse a la música de su padre. Si como instrumentista T. S. Monk no llegaría a ningún lado, como organizador resulta formidable. Su nueva aventura ha consistido en unir una big band reducida como la que su padre presentó a finales de los cincuenta en el mítico concierto del Town Hall (grabación imprescindible de la discografía monkiana) y revivir aquellos gloriosos arreglos. El resultado es francamente bueno, la música camina sola y lo contagia, todo a su paso. La anécdota se centró en el trombonista Eddie Bert presente en la mítica sesión original y en el estreno de una composición inédita de Monk que su hijo ha encontrrado entre sus papeles; ni Bert justificó su presencia sobre el escenario ni el nuevo tema de Monk aporta nada al legado del genial creador. Los que sí aportaron cosas interesantes fueron la cantante Nnenna Freelon y el baritonista y tubista Howard Johnson (aparecido como por sorpresa ya que no estaba anunciado en los programas). Freelon, cada vez con más presencia escénica, cantó con voz desgarradora y Johnson se marcó un par de solos de alto voltaje.

La noche y el festival no pudieron acabar de mejor manera: un Round' midnight de esos que levantan al personal de sus sillas. Idóneo final para un certamen que en su 2lª edición ha merecido una calurosa ovación de gala en todas y cada una de sus jornadas.

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