Gebreselassie pone firme a la armada keniana
Gebreselassie salvó todas las emboscadas en la prueba de 10.000. Los kenianos, que no logran acabar con la hegemonía del diminuto atleta etíope, no tuvieron la contundencia ni la habilidad para comprometer a un atleta que sirve para todo. Para las carreras tácticas, para las pruebas convulsas, para las veloces. Cualquiera le vale.Sólo mide 1,62, pero su zancada es prodigiosa, de una amplitud increíble, quizá porque la proporción de sus piernas es abusivamente mayor que la de su tronco. Y luego está la naturalidad de su estilo. Corre sin ninguna crispación, sin un asomo de duda en lo que hace, sea cual sea la prueba. Siempre sus puntas, casi como un velocista, Gebre se desplaza por la pista con una facilidad incomparable.
En la final, kenianos y marroquíes pretendieron meterle en problemas con una carrera espasmódica: una rato lentísima, otro rato al galope. Los tres primeros kilómetros fueron desesperadamente lentos, hasta que entró en acción Kirui, que quería preparar el camino de Paul Tergat, el líder keniano. La aceleración sirvió para cortar la carrera en varios grupos. En el segundo, el español Julio Rey (8º) se defendió con bravura.
La victoria se jugaba en otro lado. Antes de que Tergat se acercara para lanzar el zarpazo decisivo, Gebreselassie dio un curso de inteligencia táctica. Cambió la marca de forma brutal a falta de 500 metros y se despegó de todos. El ataque sorprendió a Tergat, que tuvo que doblegarse ante el etíope, que realizó los últimos 400 metros en 56 segundos.
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