La caverna
A pesar de los buenos deseos de Rosa Montero, y de otros personajes públicos y liberales, con respecto a la legislatura que iniciaría el PP al triunfar en las últimas elecciones generales, las cavernas de la derecha siguen produciendo criaturas temibles que nunca renunciarán a su trozo de esperpento. El escaso disfraz de la derecha es igual en todo el mundo, la breve saliva que los envuelve acaba por desaparecer apenas se han acomodado en un poder que parece corresponderles por designio divino. El lenguaje de la libertad y el respeto a los derechos del prójimo no forma parte de su equipaje y, sin embargo, han aprendido a utilizarlo como un caballo de Troya para invadir sibilinamente aquellos territorios donde aún sobrevive alguna conquista social. La última demostración de su inmovilismo, de su acendrado amor por Parménides, acaba de darla el fiscal Fungairiño al anunciar que "se opondría" a cualquier medida que se adoptara contra los militares chilenos responsables del golpe de 1973. De este modo niega taxativamente la participación del general Pinochet y sus cómplices en cualquier violación constitucional o de los derechos humanos en el hermano país de América del Sur. Cuando afirma que "...no hubo delito de terrorismo (por parte de los militares chilenos) ya que no trataban de subvertir el orden constitucional o institucional implantado en aquel país arranca para siempre de la hoja de la historia al Gobierno constitucional de Salvador Allende, derrocado por el alzamiento de Pinochet y asesinado en el Palacio de la Moneda por los militares sediciosos. Y cuando niega que haya habido genocidio ya que "... las transgresiones cometidas por las dictaduras militares no se orientan respecto de una raza, etnia o grupo social determinado convierte súbitamente en extraterrestres a los miles de chilenos torturados, asesinados y desaparecidos durante la trágica dictadura pinochetista. Y lo más terrible es que lo afirma sin ningún rubor, lo dice abiertamente a los oídos del mundo desde la impunidad que le asegura su cargo, lo expresa sin que se altere un sólo músculo de su cara de piedra. Esto es lo que hay. La resurrección de himnos nacionales, la enseñanza unidireccional de la historia de España al margen de las singularidades que le son propias, el "interés general" del fútbol, la persecución de algunos medios de comunicación con la connivencia de jueces y periodistas amarillos, las tertulias cavernarías donde se masacra diariamente a cualquiera que no comulgue con las ruedas de rodríguez o sea mínimamente sospechoso de felipista, la Macarena bailada en las escalinatas de La Moncloa en vísperas del concierto en homenaje a Miguel Ángel Blanco, los abucheos a Raimon y José Sacristán en ese mismo concierto, la ignorancia supina de la ministra de Cultura, la chulería del portavoz del Gobierno, el espectáculo deplorable de los nacionalistas que cambian cualquier reivindicación por un espacio mayor en la mesa del oprobio, la absoluta falta de imaginación, frescura, modernidad y proyecto. No han aprendido nada. No les interesa. Para ellos el mundo debe ser ese lugar tranquilo donde nada cambie, donde puedan conservar la ilusión de que siempre serán los dueños de la pelota.-
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