La fuerza de lo habitual
Ahora que los sonidos rockistas parecen no querer aferrarse sólo a las guitarras intentando formar parte de un mundo musical mucho más ambiguo, heterodoxo y liberal que sin duda está ayudando a oxigenar la imaginación, es cuando más llamativo resulta que haya bandas enganchadas a la ortodoxia.El grupo madrileño Buenas Noches Rose hace puro rock urbano, su música huele a asfalto y rememora lejanas glorias que también pisaron esta ciudad con su casticismo y chulería. La banda, que con su acertado primer trabajo discográfico pasó a formar parte de una multinacional, en la que también ha editado este segundo disco bajo el título de La danza de la araña, presentó durante dos días su directo en la sala Caracol.
Buenas Noches Rose
Jordi Skywalker (voz), Rober Arazi (batería), Juanpa Otero (bajo), Rubén Pozo (guitarra), Alfredo Fernández (guitarra).Sala Caracol. 1.500 pesetas. Madrid, 3 de diciembre.
Se cumple un año desde su anterior visita a este recinto y, si en aquella ocasión casi se viene abajo el escenario por la cantidad de admiradores y admiradoras que querían besar a Jordi, el cantante de la banda, en esta ocasión la noche rodó con un público que recibió sus canciones en un estado llamativamente sosegado que contrastaba con la fiereza de la puesta en escena de los madrileños.
Jordi Skywalker y sus compañeros se engancharon desde el primer tema a un sonido muy crudo que parecía haber dejado atrás los medios tiempos y el aire melancólico de su anterior visita, algo que en esta ocasión no ayudó a marcar las distancias entre una canción y la siguiente.
El quinteto, que es bien conocido por saber desplegar una perfecta sincronía y dominio de su instrumento, pareció llegar con fuerza perfectamente a los oídos pero, en esta ocasión, no logró hacer llegar la sangre al corazón aunque Jordi, energético, con una voz perfecta y concentrado, terminara, como es habitual, medio catatónico y sin camisa.
Babelia
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