Injusticia

Le remito esta carta con el propósito de hacer pública una situación que considero, por una parte, absolutamente injusta como caso particular y, por otra, de interés para cualquier trabajador que haya cotizado o esté cotizando para su pensión.La situación a la que me refiero afecta a mi padre, un médico de 73 años. Este ciudadano vive, desde que está jubilado, de la pensión que le corresponde por sus años de ejercicio en la sanidad pública. Pero además trabajó durante 19 años como médico en una clínica privada, años en los que estuvo cotizando un porcentaje de su nómina para Previsión Sanitaria Nacional (PSN), no por una elección personal suya, sino de forma obligatoria. Al dejar la clínica, siguió pagando -esta vez voluntariamente- una cantidad a PSN con el fin de obtener, llegada su jubilación, una mejor prestación económica. En total son 32 años de cotizar una parte de sus ingresos, para recibir una pensión de 33.000 pesetas mensuales. 33.000 del ala que a un pensionista le venían mejor que bien y a las que tenía perfecto derecho.

Digo "venían" porque, tras el escándalo financiero ocurrido en PSN, y después de la llegada de los nuevos gestores tras la intervención, resulta que a los pensionistas (del AMFAT de PSN) les envían varias cartas explicándoles cómo está el asunto, la última de las cuales expone que el problema está pendiente de resolución judicial. Y el "resultado", por ahora, es que dejan de ingresarles su pensión. Así que, después de estar pagando durante 32 años, o los que sean en cada caso, de un plumazo los trabajadores, ahora jubilados, se quedan sin un duro, gracias a la mala gestión -como mínimo- de una entidad de previsión que en su día ellos ni siquiera contrataron personalmente (como se hace con un plan privado de pensiones), sino que les venía deducida de su sueldo.

Es curioso cómo la Administración sí ha encontrado un mecanismo legal para que los médicos en activo sigan pagando su cuota, pero al parecer no ocurre lo mismo a la hora de pagar al jubilado su parte. La pregunta entonces es inmediata: ¿hay alguna garantía legal si se va a pique tu entidad de previsión? Por lo visto, es más que posible quedarse sin la pensión prevista sin que pase nada, así que, ¿para qué pasarse más de treinta años cotizando, si no hay garantías de que luego te lo devuelvan? Casos tan injustos como éste dan lugar a plantearse la confianza de los paganos, ahora que aconsejan a troche y moche que se haga uno un seguro privado, por si acaso...-