Semana triunfal del Mérida
El Mérida culminó una semana triunfal: tres victorias y 10 goles. El equipo romano transmite ya seguridad, incluso jugando mal. Es fiel a un estilo de juego: discreto, de fácil lectura para el rival pero físicamente fuerte y con capacidad de sorpresa. Asentado en defensa, expeditivo en el centro del campo y parece que cada vez más resolutivo en ataque.Dubovsky, que recuperó la titularidad- después de un año, asumió el protagonismo inicial. Se escoró a la derecha, esperó el balón y comenzó un absurdo flujo en horizontal. Esa crisis de ideas se generalizó rápidamente. Pases cortos, sin apoyos ni profundidad.
El Mérida, tan pesado como su rival, echó leña a ese fuego áspero, calamitoso en ocasiones, que hizo aflorar braseros. Sinval estuvo ausente, Gabrich empeñado en tareas inútiles y Sabas agazapado por ausencias de balones. La primera llegada clara a puerta del Oviedo resultó mortal. Habían pasado 33 minutos y el partido se avivó por pura necesidad.
Sabas, el pequeño jugador que se abre paso a codazos entre tantos foráneos que se empeñan en desmentir su condición de goleadores, leyó como un felino los dos únicos balones que se colgaron en el área con cierta maldad. Tuvo astucia y temple para desgarrar al Oviedo. Suma ya más goles que Gabrich, Radchenko y Biaggini juntos. Sus dos goles justificaron un penoso primer tiempo.
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