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Tribuna
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Un año de cambios y despedidas

Tres son las piezas básicas que han cambiado este año en el gran juego de la fórmula 1. Uno de los elementos más decisivos, el calzado, sufre una transformación radical. No sólo desaparecen aquellos enormes neumáticos lisos a los que estábamos habituados, sustituidos por unos de menor tamaño y con dibujos más parecidos a los que se usan en las carreteras, sino que también dice adiós al circo la marca Goodyear después de décadas de dominación casi absoluta, hasta el punto de que últimamente se había quedado sola. La japonesa Bridgestone, tras un primer año de tanteo, se enfrenta a su segunda temporada con los dientes bien afilados, como se ha demostrado en los ensayos previos de esta temporada.Otro tanto sucede en el campo de los motores. Renault, el propulsor victorioso de la última década, el modelo en el que se han mirado todos los demás, hasta el punto de que ya sólo existen motores de 10 cilindros, ha dejado oficialmente la competición, aunque deja a una empresa ajena y creada al efecto la producción y el desarrollo de los motores. Hasta la fecha, ninguna de las grandes marcas que lo intentaron, como el caso de Honda, ha conseguido que sus productos mantuvieran la hegemonía sin la intervención directa del constructor. Por último, el cambio de la anchura y forma de los neumáticos concederá un valor añadido a la calidad técnica de los pilotos, o por lo menos supondrá que unos se adapten mejor que otros a la nueva situación.

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El panorama, por tanto, puede cambiar radicalmente. El victorioso equipo Williams-Renault, y su piloto Jacques Villeneuve, el flamante campeón mundial, sufrirán dos desventajas: sus motores ya no serán de fábrica y sus neumáticos Goodyear difícilmente estarán a la altura de los Bridgestone, si la fábrica piensa abandonar a final de año. En cuanto a sus dos pilotos -y esta es una opinión personal-, tanto Villeneuve como Frentzen están a la altura de los mejores, pero no marcan la diferencia que supone tener a un auténtico número uno como fueron Ayrton Senna, Alaín Prost o el propio Michael Schumacher.

Ferrari sigue donde estaba y puede haber mejorado, aunque calza Goodyear. Tan sólo queda la incógnita del elemento psicológico. ¿Cuán afectado puede verse Schumacher por lo sucedido en la última carrera del año pasado en Jerez, cuando perdió no sólo el título, sino también la dignidad?

Quien tiene todo el viento a favor es McLaren-Mercedes. En el aspecto tecnológico está saliendo lentamente de la confusión en que le dejó, primero la retirada de Honda de la competición y después la partida de Ayrton Senna del equipo. Dispone de un presupuesto de los más altos. Se dice que el motor Mercedes es en estos momentos el más potente de todos y cuenta con neumáticos Bridgestone. Sus dos pilotos, el finlandés Mika Hakkinen y el escocés David Coulthard, que el año pasado ya degustaron las mieles del triunfo, están entre los mejores.

El resto seguirá de comparsa, aunque unos a mayor altura, incluso en el podio, como Prost-Peugeot, Jordan-Honda o Bennetton-Renault, especialmente los dos primeros, que disponen de buen presupuesto y de pilotos de categoría. El resto seguirá haciendo de relleno.

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