La protesta por la muerte de tres palestinos reproduce las peores escenas de la Intifada
"Con nuestras vidas y nuestras almas os vengaremos, mártires'', gritaron ayer millares de palestinos en el cementerio de Dura, a 60 kilómetros al sur de Jerusalén, mientras recibían sepultura los tres obreros muertos en la tarde anterior como consecuencia de los disparos de dos soldados israelíes, efectuados por error, según reconoció finalmente un portavoz del Ejército. A la misma hora del entierro se registraban, en varias localidades de Cisjordania, enfrentamientos entre militares israelíes y jóvenes palestinos, que se saldaron con más de 50 heridos.
Los incidentes más graves tuvieron como escenario la ciudad compartida, de Hebrón, donde durante toda la mañana muchachos y niños palestinos lanzaron piedras y cócteles mólotov contra las fuerzas del Ejército israelí, que trataban de proteger con su presencia el asentamiento situado en el centro de la ciudad, en el que viven 450 colonos judíos.Como en las escenas de la Intifada, los soldados respondieron a los jóvenes, primero con balas de goma, pero a medida que avanzaba la mañana y que la protesta se prolongaba lo hicieron con mayor contundencia, disparando a los atacantes proyectiles reales y lanzando asimismo granadas de mano contra algunas viviendas y comercios del centro de la ciudad, desde donde los muchachos se parapetaban para tirarles las piedras.
30 heridos en Hebrón
Los incidentes de Hebrón se saldaron con más de 30 heridos. Asimismo se registraron otra veintena de heridos en Ramala, Belén y Birah, en Cisjordania, donde también ayer por la mañana hubo enfrentamientos entre israelíes y los palestinos. Un joven de 18 años de Ramala fue herido en una pierna por los disparos efectuados por un colono judío, quien vació el cargador de su pistola contra un grupo de manifestantes que apedreaban su coche.Los movimientos de protesta de CisJordania estaban impulsados por las juventudes de Al Fatah (el grupo mayoritario de la OLP) y del movimiento islamista Hamás, que efectuaron ayer sendos llamamientos a toda la población asegurándole que el deber de todos los palestinos es defenderse y tomar las armas para vengarse" y "enfrentarse a las bandas de colonos y a las fuerzas de ocupación por todas partes y con todos los medios".
La localidad de Dura, ciudad natal de los tres obreros de la construcción muertos por los disparos de los militares israelíes, ha vivido también durante las últimas horas graves momentos de tensión, provocados por centenares de jóvenes que se lanzaron a la calle, formando barricadas, cortando el acceso a la ciudad e impidiendo el paso a las tropas.
Esta ciudad, a medio camino entre Bersehva y Jerusalén, recuperó sin embargo la calma ayer al mediodía, cuando en sus calles se concentraron millares de personas para participar en el entierro de los tres trabajadores. La manifestación de protesta se convirtió así en un cortejo de duelo, en el que ondearon banderas palestinas, pero también de Irak y del movimiento integrista Hamás.
Salvas de homenaje
Los cuerpos de los tres obreros fueron llevados hasta el cementerio local, mientras jóvenes militantes de Hamás, vestidos con camisetas azulgranas, formaban militarmente ante una mezquita y la policía palestina rendía homenaje a las víctimas disparando al aire 21 proyectiles de salva."Es un gran crimen contra nuestros obreros, cuando estaban volviendo a su casa después del trabajo", aseguró lacónica mente el presidente Yasir Arafat, en Gaza, mientras miembros de su Gobierno reclamaban que el crimen sea investigado oficial mente por una comisión formada por palestinos, israelíes y norteamericanos, al tiempo que reclaman del primer ministro Benjamín Netanyahu una excusa oficial y pública.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.