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Reportaje:

Datos del CIS revelan que el PSOE mantiene al 20% de su voto fugado como indeciso

Javier Casqueiro

Han pasado dos años desde el triunfo del PP. Un tiempo en el que el PSOE, pese a tenerlo casi todo en contra, no ha perdido comba. Los datos de las últimas encuestas oficiales y políticas del CIS, desconocidos hasta ahora, explican cómo el PP ha abierto su teórica brecha hasta los 4,1 puntos en la estimación de voto, según el barómetro de enero pasado, pero lo cierto es que son sólo 1,9 en la intención directa. A los socialistas se les han ido muchos votantes, pero no a otra formación. Un 20,3% de los que recuerdan haberle votado en 1996 se muestran hoy indecisos o abstencionistas. Los populares afianzan su electorado por primera vez más que sus rivales y recuperan escépticos, pero pierden adeptos entre los más jóvenes.

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La cocina del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) está en ebullición. La primera legislatura del Gobierno de José María Aznar ha llegado a su ecuador y el PP no logra distanciarse realmente del PSOE. Ni la estabilidad parlamentaria, ni las impresionantes perspectivas macroeconómicas y europeas, ni la paz social, ni las crisis vividas por los socialistas han sido ingredientes suficientes para que ponga tierra por medio.En muchas encuestas, y también en las del CIS si se tienen en cuenta los datos sin elaboración interna, la diferencia entre ambas formaciones se sitúa en lo que los expertos consideran "empate técnico". Por tanto, las expectativas del PSOE no son tan pesimistas como muchos pretenden o como cabría esperar de sus conflictos y retos en este periodo.

La realidad es que el PP ha afianzado su electorado, según han transcurrido los meses, incluso por encima de la tradicional fidelidad de la que presume el PSOE. Los populares llegaron a octubre de 1996, apenas seis meses después de las elecciones, con un 69,2% de sus votantes firmes en su posición, con un trasvase mínimo hacia IU (1,2%), otro algo mayor hacia el PSOE (3,1%) y uno más importante hacia los abstencionistas o indecisos (23,3%). En aquel momento, un 40% de los jóvenes que, por su edad, no habían podido votar el 3 de marzo de 1996 se declaraban dispuestos a secundar al PP, que captaba además un 16% de partidarios entre quienes entonces no quisieron votar (8,1%) o lo hicieron en blanco (7,9%).

Sin embargo, el panorama ya varió sustancialmente para el PP en el barómetro del CIS de Julio de 1997. La fidelidad interna subió al 78,2%. El trasvase hacia IU desapareció casi totalmente (0,8%) y se rebajó hacia el PSOE (2,9%) y los indecisos o los abstencionistas (15,6%). De los primerizos que no pudieron acudir a las urnas el 3-M recogía un 23,7% de los votos.

Los últimos datos técnicos relacionados con el recuerdo de voto elaborados por el CIS son los del barómetro de octubre pasado. La fidelidad entre los votantes del PP todavía es mayor (78,4%). El trasvase hacia IU se muestra insignificante (0,6%); hacia el PSOE, escaso (2,4%), y hacia los que no se pronuncian, similar (15,4%).

El escenario electoral que dibujan estos sondeos internos tiene muchos aspectos negativos para el PSOE, pero también ofrece indicios para que mantenga sus esperanzas. Los socialistas han perdido respaldo entre sus adeptos, pero éstos no se han pasado de manera significativa a otros partidos. Sus fugados se encuentran en una bolsa de abstención e indecisión que algunos expertos consideran una "reserva" perfectamente recuperable en el momento en que las próximas elecciones dejen de ser una hipótesis para convertirse en una fecha concreta. El PSOE mantenía en octubre de 1996 a un 16,8% de sus votantes en esa situación; en julio de 1997, a un 14,6%, y en octubre de ese mismo año, a un 20,3%.

Las encuestas del CIS descubren, eso sí, que titubea la histórica fidelidad del seguidor socialista. En octubre de 1996 se mantenía en su voto el 77,5% y en julio de 1997 incluso el 80,5%, pero en octubre siguiente tan sólo el 74,5%.

En cualquier caso, al PSOE sí podría beneficiarle la expectativa de los indecisos o los abstencionistas y los trasvases de votos entre partidos, especialmente en lo relativo a IU. Los socialistas han perdido en este periplo muy pocos votos por su izquierda. En octubre de 1996 se le había marchado a IU el 1,4% de sus votantes; en julio de 1997, el 0,3%, y en octubre último, el 0,9%. Por contra, de IU hacia el PSOE emigraron en octubre de 1996 el 8,9%; el julio de 1997, el 10,3%, y en octubre, el 7,9%.

Por otro lado, muy pocos votantes socialistas han abandonado su opción para acercarse a las de los populares: el 1,1% en octubre de 1996, el 2,6% en julio de 1997 y el 2,7% en octubre siguiente. Este hecho ha llevado a determinados expertos demoscópicos a considerar que el Gobierno del PP no ha sabido transmitir suficientes mensajes de centro para captar a los desengañados del PSOE más cercanos a su ideología.

El socialismo, por último, puede hallar un filón entre los más jóvenes. Un 24% de los que no votaron en marzo de 1996 se decantaban seis meses después por su propuesta y, si bajaron al 19,7% en julio de 1997, se han elevado al 27% en la muestra de octubre. En cambio, cada vez son menos los votos que recaudan los populares entre ellos: del 40% en octubre de 1996 al 25,7% un año más tarde.

La fidelidad de los votantes de IU era en octubre de 1996 del 61,5%; en julio de 1997, del 55,8%, y en octubre, del 60,6%. El trasvase hacia el PP ha ido aumentando del 1,4% al 1,8% y, finalmente, al 3%. Entre los electores más jóvenes recoge pocos apoyos.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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