Carlos Sainz busca a su sucesor

"Me metió en esto mi amigo Borja, porque en mi familia no hay tradición. Como vivo en un caserío, he practicado desde los 11 años por el campo con coches viejos". Así cuenta el vizcaíno Jesús Jayo, de 22 años, sus comienzos en el mundo del motor. Ayer se ganó una plaza en el equipo de jóvenes promesas de Carlos Sainz. Se trata de un proyecto creado por el propio piloto para buscar un sucesor -entre 1.400 chavales de toda España, de entre 18 y 22 años.Jesús trabaja como albañil en una empresa de construcción de su padre, al que ha pedido dos días libres para poder participar en las pruebas. A partir de hoy su vida va a cambiar mucho, como la de los otros dos seleccionados.

Jorge Osset es otro de los afortunados. Madrileño, de 21 años y estudiante de segundo de Derecho, ya iba a las carreras de coches siendo bebé porque su padre corría en kart. Su sueño era que los Reyes Magos le trájeran un kart y al final lo consiguió. Ayer, Carlos Sainz y su equipo técnico le eligieron también para esta privilegiada cantera del rally. "Al principio sólo corría cuando sacaba buenas notas. Luego comencé a ganar carreras de turismos y mis padres claudicaron", recuerda Osset.

Completa el trío ganador Esteban Vallín, asturiano de 21 años, que ha afrontado con la ayuda de su padre y de sus trabajos veraniegos el gasto que supone estar en el mundo del motor, una afición cara.

La mayoría de los aspirantes corre habitualmente en carreras regionales en las que se gastan una media de dos millones de pesetas anuales. Sus fuentes de financiación suelen ser escasas.

A algunos se lo pagan sus padres, casi siempre aficionados al mismo deporte, y otros lo pagan de su bolsillo y utilizan coches y ruedas de segunda mano en las competiciones.

Sin embargo, la de ayer fue la primera vez ante el volante de un coche de carreras para Fernando Medina, de 18 años, el benjamín de los finalistas. Vive en Pozuelo de Alarcón y se ha sacado el carné de conducir a la primera hace sólo unos meses. "Me presenté a las pruebas por casualidad, me apuntaron al concurso. Mi padre me metió el gusanillo de los coches", explica el más joven de los participantes. Fernando sólo ha conducido dos rallies, como copiloto, y al volante de su coche particular lleva menos de un año. Su mérito es tal que la organización creó un cuarto puesto para él y pqra otro madrileño de 23 años, Oscar Fuertes. Ambos entrenarán para ser reserva si de los tres seleccionados.

Zósimo Hernández, de 21 años, es un auténtico héroe en su tierra, la isla de El Hierro. Aunque no consiguió plaza en el equipo de Sainz, el Ayuntamiento de la isla le financiará su participación en el Campeonato de España de Rallies.

Para el joven, que también trabaja en la construcción con su padre como el piloto vasco seleccionado, dar el salto de la isla de El Hierro al Jarama ha supuesto un reto especial., "Sólo el presupuesto para viajes con el que contamos los pilotos canarios es grandísimo", dice Hernández. "Haber llegado a la final para mí es suficiente", dice.

Según Carlos Sainz, el objetivo no es conseguir un solo, sucesor, sino "muchos, que mejoren al Sainz original y creen una auténtica cantera españoIa". Los chicos se formarán durante los próximos peses bajo la dirección del piloto madrileño y del ex piloto Antonio Zanini. El copiloto de Sainz, Carlos Moya, también transmitirá su experiencia a los aspirantes. La meta es que uno de ellos, el que más progrese, pueda participar en el Campeonato del Mundo de Rallies. De momento, intervendrán en competiciones locales y regionales.

Los 10 finalistas realizaron tres pruebas durante la mañana de ayer: un esláIon, un recorrido plagado de curvas que se denomina Micky Mouse y otro por una pista deslizante. Casi todos los pilotos coincidieron en que la pista deslizante era la más difícil de dominar e incluso uno de ellos rompió la caja de cambios en la prueba y tuvo que repetirla. Carlos Sainz. An tonio Zanini y Juanjo Lacalle, manager del piloto, siguieron de cerca las carreras de los jóvenes. Apuntaban tiempos' y también observaban el modo de conducir. Además, Sainz pidió consejo a periodistas especializados en motor que presenciaron todas las pruebas.

Para el jurado, la elección fue difícil. El creador del equipo de promesas no dejaba de decir que los que no resultaran elegidos no debían desanimarse. Al final, los nervios dejaron paso a lágrimas traicioneras de los afortunados. También a risas y a bromas cuando todos posaban ante las cámaras de la prensa. No ganaron los más rápidos ni los más agresivos, sino los que demostraron tener un mayor control de los vehículos.