Físicos de la Autónoma autentificarán los cuadros dudosos de la colección del Prado
, El departamento de Física de la Materia condensada de la Universidad Autónoma se dispone a sacarle los colores a las pinturas del Museo del Prado. Este equipo científico va a hacerse cargo del primer acelerador de iones que se instala en España, una moderna máquina que permite desmenuzar la materia y desentrañar sus secretos, tanto de composición como de antigüedad. Gracias a esta tecnología, los físicos del campus de Cantoblanco podrán escudriñar en las interioridades de la colección de la pinacoteca y confirmar época y autoría en piezas dudosas.
El acelerador de iones era una demanda reiterada por parte de los profesores de Ciencias Físicas a lo largo de los 10 últimos años. Se trata de una tecnología relativamente común en países desarrollados, pero que aún no se había implantado en ningún centro de investigación español. Por fin, y gracias a la ayuda de los fondos de cohesión de la Unión Europea, la Autónoma disfrutará de uno de estos aparatos en pocos meses.La compra del equipo y la creación de un edificio que lo albergue supone una inversión de 4,68 millones de ecus (792 millones de pesetas), de los que Europa sufraga el 50%. La Autónoma tendrá que apañárselas para afrontar los 396 millones restantes.
"Las aplicaciones del acelerador serán múltiples, desde la física más recreativa, digamos, hasta numerosas cuestiones de gran utilidad", confirma el catedrático Rodolfo Miranda, al que el rector de la Autónoma, Raúl Villar, acaba de nombrar vicerrector de Infraestructuras para la Investigación. Y recalca: "En cualquier caso, el trabajo con el Museo del Prado será nuestra primera prioridad".
Los profesores de Física Condensada se entrevistarán con los responsables de la pinacoteca a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa para acordar el diseño de un plan de trabajo. El acelerador lineal de iones con el que contará la Universidad Autónoma consiste, en síntesis, en un gran tubo metálico de unos dos metros de diámetro por 15 de longitud con el que se puede desnudar cualquier muestra: establecer sus elementos químicos y en qué orden se disponen.
Para ello, la máquina somete a la materia a una lluvia de partículas con carga eléctrica, que se aceleran al hacerlas pasar por una diferencia de potencial. Los científicos descifran así los misterios de la materia, incluida su estructura geométrica.
Cuando los físicos se pongan a trabajar con el Museo del Prado, una muestra imperceptible de un lienzo les bastará para precisar qué tipo de pigmentación utilizó el artista, de qué época data el trabajo y de cuántas capas consta. Las obras cuya filiación ofrece dudas tienen los días contados. La principal colección artística del país reúne 7.626 pinturas, 907 esculturas, 5.539 dibujos, 2.086 grabados y 2.724 artes decorativas, según el inventario que el Ministerio de Cultura cerró en 1992. Además, la pinacoteca dispone de 3.193 pinturas que se encuentran en depósito en diversos museos.
La otra gran colección pictórica del Viejo Continente, el Louvre de París, cuenta con uno de estos aceleradores en los sótanos de sus propias instalaciones. Se trata de una tecnología veterana y consolidada, que tiene en Bélgica y Estados Unidos los principales centros de fabricación de los aparatos.
Además de su contribución a la historia de la pintura, la máquina puede servir para otros muchos fines. "El acelerador iónico permite datar con precisión yacimientos arqueológicos, así que también nos pondremos en contacto con este museo", adelanta Miranda.
Otro frente apasionante se abre en el mundo de las prótesis médicas: el artilugio permite simular ataques de muestras orgánicas y determinar la resistencia del material elegido para los implantes y prevenir episodios de rechazo. En el campo de la aeronáutica, la aceleración de iones permite comprobar el estado de las carrocerías de los aviones
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