Los jueces de los abortos de Málaga admiten nuevas pruebas no previstas

Los jueces del macrojuicio por abortos de Málaga siguen dando a la acusación y a la defensa una de cal y otra de arena. Ayer, la sala tuvo que escuchar las protestas de la defensa y del fiscal por su ambigüedad a la hora de decidir si admitía o no como prueba las declaraciones que las 23 acusadas prestaron durante la instrucción y las conversaciones telefónicas que la policía grabó en la clínica durante la investigación. Los jueces admitieron ambas cosas como prueba, pero no permitieron su reproducción en la vista

La tercera sesión de la vista oral se consumió entre las declaraciones de testigos menores de la acusación y el debate, de cuestiones técnicas que pueden ser de gran trascendencia para el desenlace del juicio. El fiscal del caso, Javier de Torres, está luchando a brazo partido para no perder el único pilar en que puede sustentar la acusación, ya que no puede contar ni con el informe forense ni con los testimonios de los acusados para probar que los abortos se produjeron. El informe forense (véase EL PAÍS de ayer) fue anulado al comprobarse que el perito que lo realizó es miembro de la asociación Pro Vida y vecino del mismo inmueble donde está la clínica; vecino que soliviantó al bloque para lograr su cierre. Pero el problema es que el fiscal no había solicitado la práctica de estas pruebas en la vista ni en la calificación previa ni en ningún momento anterior al juicio. La sala le denegó ayer la posibilidad de reproducirlas, aunque no anuló su validez como prueba, que era lo que pretendía la defensa. El resultado fue la irritación de todas las partes. El fiscal hizo constar su protesta a los efectos de un posible recurso de casación porque considera que la acusación ha quedado en un estado de indefensión, y los 25 defensores han anunciado que impugnarán la decisión.

Hilaridad en la sala

Aparte de esta cuestión, la mañana se fue en el interrogatorio de tres testigos propuestos por el Fiscal, aunque sus declaraciones no arrojaron mucha luz sobre el casó. Uno de ellos incluso llegó a provocar la hilaridad del público por su remota conexión con el caso. Se trataba de un taxista de Chiclana (Cádiz) que supuestamente habría llevado a una de las acusadas desde esta localidad hasta Málaga para someterse al aborto. Pero el testigo no aportó novedades al caso porque la mujer no le había explicado el motivo de su viaje y se había limitado a pedirle que la llevara a El Corte Inglés de Málaga, que estaba frente a la clínica de Germán Sáenz de Santamaría. El abogado del ginecólogo le preguntó socarronamente al testigo si la mujer le había dicho a qué planta del centro comercial iba y la sala estalló en carcajadas. Con todo, el ambiente del juicio está resultando algo tenso y nadie se atreve a hacer predicciones sobre la sentencia. "La acusación se está diluyendo, pero hasta la lectura de conclusiones no sabremos la determinación del fiscal, porque anunció que si no le dejaban usar las declaraciones de las mujeres abandonaría y no lo ha hecho", comentó Pedro Apalategui, abogado de Sáenz de Santamaría. Hoy no habrá vista oral. El juicio continúa mañana.