"No hay relación entre el modelo lingüístico y rendimiento escolar"
ALFONSO UNCETA Viceconsejero de Educación En el curso escolar 1998-99 desaparecerán los exámenes de setiembre en el bachillerato vasco. Unceta dice que esta medida introducirá racionalidad en el calendario escolar y asegura que no hay una relación de causa-efecto entre el modelo lingüístico y el rendimiento escolar.
A partir del próximo curso, la frase "me ha quedado una asignatura para setiembre" pasará a mejor vida en el bachillerato vasco. Los exámenes de setiembre, dedicados a recuperar las materias suspendidas, se celebrarán en junio. El viceconsejero de Educación, Alfonso Unceta (San Sebastián, 1957), es una de las personas que más activamente ha trabajado esta propuesta. La intención del Gobierno es adelantar el curso escolar para todos los alumnos de 12 a 19 años (comenzarán a mediados de setiembre en lugar de a finales), concluirlo a principios de junio y celebrar la última semana de este mes la convocatoria extraordinaria de exámenes que ahora se celebra en setiembre. Así, el verano transcurrirá sin apuntes y sin la presión añadida que ahora soportan las familias de los alumnos suspendidos. Pregunta. ¿Van a desaparecer definitivamente los exámenes de recuperación de setiembre? Respuesta. Sí. La implantación progresiva de la reforma posibilita el adelanto de exámenes. Entre los 12 y 16 años, los chicos no tienen exámenes en setiembre porque están sometidos a evaluación continua. A partir de ahí sólo quedan dos cursos, primero y segundo de bachillerato LOGSE, que eventualmente podrían tener exámenes de setiembre. En cualquier supuesto, el segundo de bachillerato LOGSE, es decir, el antiguo COU, termina a finales de mayo porque tiene la selectividad. En puridad, sólo quedaría un curso con exámenes extraordinarios de setiembre. Eso posibilita que primero y segundo de LOGSE terminen a la vez, que se pueda hacer a finales de mayo o principios de junio una convocatoria ordinaria de exámenes, que se oferten clases de recuperación en los propios centros docentes durante las tres primeras semanas de junio y llevar a cabo una convocatoria extraordinaria a finales de ese mes. P. ¿Eso significa adelantar el comienzo de curso y prolongar los paréntesis de Semana Santa y carnavales? R. La propuesta del departamento es tender al modelo que se ha generalizado en Europa, con un curso más extendido en el tiempo y dos momentos de descanso: quince días en Semana Santa y una semana en carnavales. P. ¿Mejorarán así los rendimientos escolares mejorarán? R. Está demostrado históricamente que los rendimientos escolares en setiembre son peores que en junio. La posibilidad de que los alumnos obtengan mejores resultados en tanto acerquemos los exámenes al periodo de estudio intensivo es mayor. Además, el adelanto de exámenes ordena lo que son las pautas de comportamiento de las familias, que sabrán a finales de junio el resultado de sus hijos. No van a tener que condicionar su tiempo de descanso con eventuales clases de recuperación durante el verano. Además, se podrán empezar antes las clases en setiembre, al menos quince días. Y desde el punto de vista de los centros docentes, también hay muchas ventajas organizativas. P. Un equipo de expertos ha llegado a la conclusión de que, como media general, los jóvenes de los modelos A -en castellano con el euskera como asignatura- y B -bilingüe- logran mejores rendimientos académicos que los del D -en euskera con el castellano como asignatura-. R. Ese es un estudio viejo, del año 92. Después se han realizado otros, como el del Instituto Nacional de Evaluación, que puso de manifiesto que el sistema educativo vasco es el mejor del Estado español y que nuestros chavales están en primera línea en casi todas las materias. Ese sí es un dato irrefutable. En segundo lugar, no se puede establecer una relación causa-efecto entre el modelo lingüístico y el rendimiento escolar, que depende de muchas más variables y se explica mejor por el tipo de centro donde se estudia, el entorno donde se ubica, su historia, el tipo de alumnado, la estabilidad de la plantilla de docentes, la participación de los diferentes colectivos en la escuela... De todas formas, es muy extraño que ese estudio aparezca ahora. P. ¿Qué dicen los estudios internos del departamento? R. Cuando llegamos al departamento pusimos en marcha un estudio sobre rendimientos académicos que no está concluido. Pero lo que he podido ir deduciendo es que los modelos lingüísticos no son la variable que mejor explica el rendimiento académico. P. A unos padres que sólo hablan castellano, ¿qué modelo les recomendaría para sus hijos? R. Le contesto con otra pregunta: ¿Alguien en esta sociedad se ha cuestionado que los padres matriculen a sus hijos en un colegio francés, inglés o alemán? No hay debate social sobre si los rendimientos de los niños son peores por el hecho de estudiar en esos colegios. El conocimiento de una lengua no debe estar circunscrito al sistema educativo. Esto es lo que la sociedad debería pensar. El colegio no es el único agente que puede euskaldunizar. El aprendizaje de más de un idioma en el periodo escolar fomenta el desarrollo de capacidades en el alumnado. P. ¿Cómo valora que sólo dos de cada diez alumnos se inclinen por la rama tecnológica durante el bachillerato, que permite el acceso a los estudios con más futuro? R. La reforma de los bachilleratos da lugar a cuatro posibilidades: bachillerato humanístico, científico, tecnológico y artístico. Cada uno de ellos conduce a un tipo de estudios universitarios. La elección del bachillerato está determinando bastante la opción futura del alumno. El bachillerato tecnológico tiene una matricula media de un 17%, que supone doblar el porcentaje del resto del Estado. No sería ni bueno ni deseable que hubiera una involución de las tendencias del alumnado, porque lo que tratamos de lograr es una diversificación de opción. No es bueno que las carreras técnicas polaricen todo. Todo este proceso tiene un desarrollo natural. No se pueden volcar todas las capacidades de una sociedad en la misma dirección. Hay que buscar un equilibrio. P. Pero, un 17% parece muy poco. Sobre todo cuando desde el mundo empresarial se demandan los estudios técnicos más que los humanísticos R. Se habla con mucho desconocimiento de esta cuestión. El bachillerato tecnológico conduce a unas carreras determinadas, pero es que un bachillerato científico, con una o dos asignaturas optativas concretas, abre el abanico a todas las carreras científicas y las tecnológicas. Al 17% de alumnos que eligen el bachillerato tecnológico hay que sumar un 43% que opta por el bachillerato científico. P. ¿Es posible evitar que la educación en Euskadi se politice? R. El sistema educativo necesita tranquilidad. Es un sistema muy sensible, está en juego la educación de nuestros hijos y estamos formando el futuro de nuestro país. El grado de satisfacción de los vascos con su sistema educativo es alto. Por eso reivindico que al sistema educativo se le deje trabajar sin interferencias políticas. No hablamos de política, hablamos de educación. Hay que dejar trabajar a los docentes, a los gestores y a los alumnos. El día a día de un centro es muy diferente al que puede percibirse cuando la gente habla del sistema educativo. En nuestro sistema no ocurre nada diferente a lo que ocurre en el resto de la sociedad. Intentar meter a la educación en una burbuja no es razonable. Es sensible a lo que pasa en la sociedad y por eso es un reflejo de lo que en ella ocurre.
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