Un palacete para los comerciantes
Nació como un capricho residencial de planta pentagonal y reminiscencias parisinas en el Ensanche pamplonés. Se convirtió luego en escenario de estudios escolares y aulas atendidas por religiosas y ahora los comerciantes e industriales navarros han recuperado de su abandono el edificio, un palacete decimonónico construido por el arquitecto Florencio de Ansoleaga, para ubicar en él las dependencias de la Cámara Navarra de Comercio e Industria. Tras años de peregrinaje, la Cámara ha adquirido a las religiosas Concepcionistas el inmueble que comenzó a construirse en 1891 en la calle Navas de Tolosa, en pleno centro residencial de la capital navarra, por orden de Bonifacio Erviti y que las monjas convirtieron en colegio en 1917. A los 325 millones que ha invertido en adquirirlo, la Cámara deberá añadir otros 200 millones para rehabilitar el original chalé-vivienda de 1.020 metros cuadrados distribuidos en tres plantas, la última de ellas de buhardillas amansardadas al más puro estilo francés, así como el inmueble adyacente, construido en 1950 en el patio del palacete bajo dirección de otro de los grandes arquitectos navarros del siglo, Víctor Eusa. Este edificio aportará otros 1.682 metros cuadrados a las necesidades de la Cámara. Desde hacía años, la entidad venía desempeñando sus funciones en unos locales que se habían quedado pequeños y que ahora venderá. En 1993, una compleja operación urbanística que requería pagar 500 millones para construir una nueva sede en un solar desocupado de Pamplona se frustró por el elevado precio del proyecto. Ahora, el presidente de los comerciantes e industriales navarros, Javier Taberna, recientemente reelegido por un nuevo periodo de cuatro años, ha podido por fin estampar su firma en el acuerdo de compraventa de un valiosísimo inmueble histórico que dignificará, como sede social definitiva, a la institución cameral. En tres meses comenzarán las obras de reestructuración de los inmuebles para albergar los servicios de la Cámara, especialmente los dedicados a la formación. Además de vender su actual sede, los comerciantes e industriales de la comunidad cederán sus derechos sobre las bajeras del mismo edificio y obtendrán por vía crediticia los fondos que garanticen su traslado. La Cámara cuenta, entre otros servicios, con una Escuela de Comercio Exterior, una Escuela de Escaparatismo y una Escuela de Idiomas, además de desarrollar continuos cursos de comercio interior y administración económico-financiera. Al margen del acondicionamiento general del palacete, con las medidas de seguridad precisas y la instalación de ascensores, el aspecto exterior de los edificios no cambiará. La idea que baraja la presidencia de la Cámara es mantener la planta del salón de plenos en su actual ubicación, convertir la capilla en sala de reuniones e instalar en la planta baja el servicio de ventanilla única, recientemente creado para centralizar todas las gestiones necesarias para crear una empresa en Navarra.
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