La impunidad de El Nene
Se percibe en Ceuta una cierta sensación de ciudad sin ley, donde no es difícil cruzarse por la calle con afamados traficantes de droga -y de hombres- que presumen sin pudor desde grandes motocicletas o vehículos imposibles. Una sensación desagradable, aunque familiar, que se trocó por grata sorpresa una mañana del pasado mes de mayo. Dijo la radio que Mohamed Taieb Ahmed, más conocido por El Nene, acababa de ser detenido por la policía. Agentes de la Unidad Central de Estupefacientes -auxiliados por funcionarios de Ceuta y de la Costa del Sol- habían conseguido echarle el guante a El Nene, un truhán de 23 años, con las manos en la masa. La nota policial, de seis folios, describía a El Nene, también conocido como El rey de las lanchas, como "uno de los proveedores-exportadores de hachís más importantes del norte de África".Ya en ocasiones anteriores, tanto la policía como la Guardia Civil habían detenido a Taieb por su relación con los turbios negocios de la droga, pero apenas unas horas después de haberle hecho tocar el piano -poner sus huellas entintadas en las fichas policiales- lo veían de nuevo por las calles, conduciendo a gran velocidad o presumiendo de su libertad recobrada.
Aquella mañana de mayo, sin embargo, las cosas parecían distintas. La policía lo vinculaba con grandes operaciones recientes -en una de ellas, los hombres del Nene arrojaron al mar 1.500 kilos de hachís ante el acoso policial- y le habían conseguido intervenir ocho embarcaciones, algunas de ellas yates de lujo, y un montón de sus herramientas habituales: visores nocturnos de infrarrojos, teléfonos móviles, radiotransmisores.
Se calcula que el Nene mueve al año 50.000 kilos de hachís, y que su patrimonio -aunque puesto a nombre de sus hombres de paja- oscila entre los 5.000 y los 10.000 millones. Así que al fin la gente respiró tranquila en Ceuta... durante 23 días, los que se llevó El Nene en la cárcel antes de pagar la fianza.
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