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Los británicos viven con frialdad el primer aniversario de la muerte de Diana

Isabel Ferrer

"Fue una rosa que, privada en la tierra de la primavera, florecerá en el cielo". Tan poética frase podía leerse ayer en una de las tarjetas que los británicos suelen añadir a los ramos dejados en recuerdo de los seres queridos, en este caso Diana de Gales. Las flores colgaban de la verja del palacio de Kensington, su residencia en vida, adonde siguen acudiendo numerosos ciudadanos con ofrendas similares. Su actitud serena y fría contrasta con la explosión emotiva de hace un año, cuando murió. Y es que, según los sondeos de opinión, la población está saturada de princesa. Diana sigue siendo la princesa del pueblo, pero los británicos desean que descanse en paz de una vez.Los actos en su memoria previstos en todo el país para hoy y mañana así lo demuestran. Buena parte de las iglesias la mencionarán en sus plegarias dominicales. La familia real hará lo propio en la residencia veraniega de Balmoral (Escocia). Allí estaban cuando supieron del accidente en agosto pasado, y el pueblo les reprochó que prefirieran atrincherarse a dar la cara por ella. El paso del tiempo, y un aireado intento de reforma, ha beneficiado de todos modos a la casa real inglesa. La corona ha recuperado su popularidad, con el príncipe Carlos a la cabeza.

El heredero de Isabel II ha sabido ser un buen padre y los británicos empiezan a aceptar que vea a Camilla Parker Bowles. Incluso que la presente a los príncipes, Guillermo y Enrique. La propia soberana ha reconocido que afronta su regia labor con otro talante desde la desaparición de su nuera. En un año ha visitado una hamburguesería de la cadena McDonald's y ha departido con dependientes de un almacén de ropa y otro de utensilios de cocina. Todo ello inaudito hace un año escaso.

"De haber vivido, Diana habría sido una parte muy útil de nuestra nación. Muerta corre el peligro de convertirse en el foco de una especie de neurosis patria". Un temor éste, expresado ayer por Libby Purves, columnista del rotativo The Times, que no parece llevar visos de cumplirse.

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