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Obuchi no logra convencer a Clinton de la viabilidad de su plan de saneamiento bancario

"No soy optimista, ni pesimista", declaró ayer el primer ministro japonés Keizo Obuchi, en una rueda de prensa tras su encuentro con el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, una reunión en la que el premier nipón se mostró incapaz de asegurar que el proyecto de saneamiento del sistema bancario japonés, anunciado la semana pasada, saldrá efectivamente adelante. En Tokio se estima que los acuerdos preliminares entre Obuchi y la oposición para sanear el Banco de Crédito a Largo Plazo (LTCB) han naufragado, mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha informado que dicho saneamiento es una cuestión "cada vez más crítica".

Clinton y Obuchi tenían previsto reunirse en la mañana de ayer en una finca de la familia Rockefeller, en Tarrytown, en las afueras de Nueva York. No convocaron ninguna rueda de prensa. Sin embargo, ayer la reunión tuvo lugar en el hotel Waldorf Astoria, en el corazón de Manhattan, y tras el encuentro ambos comparecieron ante los periodistas, "creo que existe un consenso y apoyo virtual en el mundo para el tipo de reformas financieras, que restablecerán el crecimiento económico en Japón", dijo Clinton. Sin embargo, Obuchi no fue tan claro: "Hemos hablado de una manera franca, muy seriamente. No soy optimista ni pesimista". Obuchi se refería a que el plan para sanear malos créditos por valor de 520.000 millones de dólares (74, 3 billones de pesetas), que registran la contabilidad de los bancos japoneses, todavía tienen que superar la prueba de negociaciones muy duras con la oposición nipona en el Parlamento.

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Interpretaciones ambiguas

El Gobierno japonés anunció el pasado viernes, quizá prematuramente, un plan para salvar el LTCB, sin embargo, al trascender que una parte del dinero público sería utilizado para comprar las acciones de los antiguos propietarios del banco, la oposición atacó al Gobierno. Naoto Kan, líder del principal partido de oposición, el Democrático, dijo que Obuchi había hecho una interpretación torcida del acuerdo, ya que no se había aprobado canalizar dinero de los contribuyentes a través del viejo esquema de salvataje de bancos, sino de un nuevo mecanismo. Una cosa es reponer el dinero de los depositantes, y otra compensar a los antiguos accionistas que llevaron al banco a la crisis. La oposición acusó a Obuchi de manipular el pacto.

La estimación inicial del volumen de malos créditos que soporta la banca japonesa en crisis, se elevó a 200.000 millones de dólares (28, 6 billones de pesetas), pero estudios más recientes la elevan incluso más allá de los 520.000 millones de dólares. En todo caso, el agujero equivale al 30% del PIB japonés.

Bajo la presión del FMI, que desea un compromiso concreto de saneamiento para los próximos días, Obuchi intentará, al regresar a Tokio, renegociar los términos de saneamiento bancario con la oposición, que ya ha anunciado el posible fracaso.

La reunión "cumbre" entre Clinton y Obuchi ha formado parte de la frenética actividad internacional que despliega estos días el presidente de Estados Unidos, para desmentir su presunta incapacidad de liderar al mundo en momentos de crisis financiera, como resultado del escándalo de la ex becaria de la Casa Blanca, Mónica Lewinsky.

Nueva York, una ciudad grata para Clinton, parece haber sustituido a Washington como su cuartel general.

Pocos resultados esperaban de la visita de Obuchi. El premier japonés ha atacado aquí a sus predecesores en el Gobierno por dejar empantanarse los problemas financieros. Al ejemplificar el desarrollo de la burbuja financiera japonesa durante los años ochenta, Obuchi dijo: "Incluso quienes compraron el Rockefeller Center. ¿Qué han conseguido? Pérdidas. Y ahora pretenden imponer su coste al pueblo japonés

El primer ministro japonés prometió que su Gobierno atajará la crisis con premura. "Fueron mis antecesores", dijo "quienes hicieron muy poco y demasiado tarde. Nosotros queremos hacer mucho y demasiado rápido".

[El secretario adjunto del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence Summers indicó respecto de la entrevista de Keizo Obuchi y Bill Clinton que el presidente norteamericano había insistido al primer ministro de Japón en que recurriera a fondos públicos para abordar la reforma del sistema bancario y para permitir que los bancos pudieran continuar dando créditos a los clientes que los soliciten].

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