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NECROLÓGICAS

Joaquín Vaquero Palacios, arquitecto, pintor y escultor

El pintor, arquitecto y escultor ovetense Joaquín Vaquero Palacios falleció en la madrugada de ayer en Madrid, a la edad de 98 años. El veterano artista, un caso excepcional hoy día pues trabajaba simultáneamente en las tres artes plásticas, estaba casado con Rosita Turcios Darío, sobrina del poeta Rubén Darío, y era padre de otro gran pintor y escultor, Joaquín Vaquero Turcios.Vaquero Turcios señaló ayer que su padre ya no salía a la calle desde hacía algún tiempo, por lo que no pudo asistir a la lectura de su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la que ambos formbann parte.

Vaquero Palacios nació en Oviedo en 1900. Fue subdirector de la Academia de Bellas Artes de España en Roma. Consiguió, junto con Luis Moya, el tercer premio en el concurso internacional para el Faro Monumental a Colón de Santo Domingo y la primera medalla de Arquitectura en la exposición nacional de 1930. En la exposición nacional de Bellas Artes de 1941, obtuvo la segunda medalla de pintura y en 1948, la medalla del Ejército. En la exposición de pintura de paisaje italiano para extranjeros, celebrada en Viarregio en 1954, fueron premiadas dos de sus obras.

Un capítulo importante de su obra arquitectónica son las centrales eléctricas de Grandas de Salime, Miranda, Proaza, Aboño y Tanes, todas en Asturias, proyectadas y decoradas exterior e interiormente con esculturas y pinturas murales. Como arquitecto se le debe también el mercado de Santiago de Compostela, de estilo románico.

En 1969 fue elegido académico de Bellas Artes de San Fernando y de la Accademia Nazionale di San Luca. Era miembro de honor del Instituto de Estudios Asturianos y correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, además de doctor honoris causa por la Universidad de Oviedo y estaba en posesión de la Medalla de Oro de la Arquitectura, concedida por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España. En su agradecimiento por este último galardón, Vaquero Palacios -en palabras leídas por su hijo pues ya no salía de su casa- señaló: "No soy, ni mucho menos, un ejemplo de arquitecto. Independientemente de la humilde calidad de mi obra, soy, por el contrario, un buen ejemplo de lo que no debería hacer un arquitecto que quiera de veras serlo..." para añadir más tarde que en el examen de ingreso en la Escuela de Arquitectura de Madrid fue suspendido doce veces en dibujo de estatua y conservaba una comunicación oficial en la que "se me negaba la posibilidad de cursar la carrera de Arquitectura "por inepto para las Bellas Artes"".-

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