Cuestión de ritmo
Nos sorprendería que una empresa de tecnología punta no utilizara el módem para comunicarse con sus clientes. De igual modo, nos sorprendería que un importante fabricante de coches utilizase la bicicleta para sus desplazamientos. ¿Por qué no parece sorprendernos que una de las empresas que más alta cualificación y tecnología utilizan en este momento esté gestionada de forma centralizada y burocratizada? Es lo que ocurre en los hospitales del Insalud.El Insalud gestiona 1,5 billones. Tal responsabilidad de gestión no debe estar concentrada en los despachos administrativos de los servicios centrales. Los 82 centros hospitalarios del Insalud y sus 130.000 trabajadores son los que están en contacto día a día con cientos de miles de personas con problemas de salud que diagnosticar y resolver.
La complejidad de esta organización y la necesidad de buscar la máxima eficiencia, por el bien de los ciudadanos y la mejor gestión de los recursos públicos, nos ha llevado a la necesidad de proponer una figura que permita la adopción de decisiones de forma rápida y en los lugares en que se conocen los problemas: los propios centros sanitarios. La actual gestión de los centros choca con la calidad de la asistencia sanitaria, con la excelente preparación de los profesionales y la utilización de tecnologías de vanguardia. En el hospital se está en contacto con el paciente, se sabe lo que necesita y los problemas con los que se encuentra. La Administración y la maquinaria burocrática no conocen al detalle los problemas del día a día, y su estructura organizativa les dificulta conocerlos. Los médicos y el resto de los profesionales sanitarios toman decisiones en segundos; la burocracia, como todos sabemos, se demora mucho más.
La puesta en marcha de nuevas formas de gestión en la sanidad, amparada en la Ley 15/1997, del 25 de abril, que fue aprobada por la mayoría parlamentaria, se complementa con la creación de la figura de las Fundaciones Públicas Sanitarias, prevista para dotar de personalidad jurídica propia a los hospitales tradicionales del Insalud. Esta autonomía no será impuesta desde la organización, sino que serán los propios profesionales del hospital los que decidan, y para ello ya han comenzado la elaboración de un plan estratégico en su organización, como indicó el Plan Estratégico del Insalud, si quieren incorporarse a este nuevo modelo de funcionamiento.
Los profesionales no pueden identificarse con una organización que les es ajena, que desconoce su labor. Por ello, pensamos que deben tener la posibilidad de decidir sobre la gestión de su hospital: el plan estratégico y este nuevo modelo serán las herramientas para ello.
Las Fundaciones Públicas Sanitarias estarán dotadas de autonomía de gestión y dispondrán de presupuestos y tesorería propios, lo que acabará con muchas de las ineficiencias que se han observado en el modelo tradicional de funcionamiento. La capacidad de gestión permitirá agilizar los pagos y pactar con los proveedores, lo que generará un excedente que revertirá en el propio hospital, lo cual, a corto y largo plazo, repercutirá en la mejora de la asistencia a los pacientes.
La posibilidad de gestionar su propio presupuesto permitirá que no existan limitaciones entre capítulos, por lo que se podrá dotar de recursos, siempre que estén disponibles, a aquellos servicios que los necesiten sin las rigideces del sistema actual. Las Fundaciones Públicas Sanitarias, manteniendo intacto el régimen estatutario de su personal, no entran al terreno del debate de lo público o lo privado. Ningún país de la Unión Europea tiene en su agenda política privatizar los centros públicos. Los hospitales son públicos y lo seguirán siendo. El nuevo modelo, simplemente, introduce fórmulas eficaces para gestionar lo público. El actual sistema de gestión sanitaria está atrofiado, y su lentitud ralentiza los cambios necesarios para mejorar la asistencia sanitaria que se presta a los ciudadanos. Es un cambio necesario, una cuestión de ritmo.
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