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El empleo de los jóvenes

Durante los pasados 4 y 5 de diciembre en Valencia y 11 y 12 de diciembre en Alicante, la Generalitat organizó lo que ha denominado una Feria de Empleo donde quiso dar a conocer las principales ofertas que las empresas e instituciones valencianas están haciendo sobre el empleo y, especialmente, el empleo juvenil. Nada que objetar a esta iniciativa, si lo que se pretendía era intentar ayudar a un mejor conocimiento entre los jóvenes y la vida laboral que pueda contribuir tanto a una mejora de nuestras empresas y a las mayores posibilidades de nuestros jóvenes en la búsqueda de empleo. Pero no parece que vayan por ahí los tiros. El Gobierno, al parecer, no quiere perder la oportunidad que le dan algunas cifras sobre el paro en nuestra Comunidad para hacer publicidad sobre los efectos de su gestión aprovechándose de un problema social y por el módico precio de 80.000.000 de pesetas. Lo anterior viene a cuento por la forma en que está realizando el Consell la propaganda de tal evento. Con grandes titulares y ocupando una página completa de la prensa e infinidad de spots en la televisión, se anuncia que "más de la mitad de los jóvenes en paro ya han encontrado trabajo" y, en letra pequeña se apostilla que "el paro de los jóvenes menores de 25 años en la Comunidad Valenciana ha descendido de 81.594 en junio de 1995 a 37.971 en octubre de 1998". A nadie creo que se le escape el significado de esas fechas. Quisiera hacer algunas consideraciones sobre la utilización de dicho anuncio y su relación con la realidad del empleo y el paro de los jóvenes en nuestra Comunidad que, contrariamente a lo que señala el mismo, no ha sido tan favorable como se pretende hacernos creer. El anuncio se basa en los datos recogidos por el movimiento laboral registrado del Instituto Nacional de Empleo (Inem) que, como se sabe, sólo suministra información administrativa de los parados inscritos en el Inem, no dando información sobre el empleo y la intención de los trabajadores de emplearse, o sobre la población con posibilidades de ser empleada. ¿Por qué ha utilizado el Consell unos datos que, sin dejar de ser oficiales, son considerados por los expertos como menos reales para conocer las cifras de nuestro mercado de trabajo? Sencillamente porque les son más favorables para su propósito. Si se hubiesen utilizado los datos de la Encuesta de Población Activa para 1998, el paro de los jóvenes le hubiese dado la cifra de 97.170 jóvenes parados y no creo que la misma sea para presumir. Sin embargo, hubiese sido más honesto dar la misma ya que, si bien supone un más modesto descenso del paro (entre un 20 y un 30% desde 1995) también podría haber sido destacado como un logro. ¿Por qué no se utilizan los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA)? Pero es que, además, si hubiesen utilizado los datos de la EPA, el Gobierno se hubiese visto obligado a que le compararan las otras variables relacionadas con el empleo de los jóvenes, es decir, la población joven total, los jóvenes activos, los empleados y los parados. Y ahí no iba a salir bien parado de la comparación. Por ejemplo, contrariamente a lo que dice el anuncio, los ocupados jóvenes han pasado de 183.720 en 1995 a 187.130 en 1998, ¡sólo 3.400 empleos en más de tres años! Si hacemos caso a las cifras que ha dado el Gobierno ¿dónde están los 50.000 jóvenes que faltan? De lo que no está interesado en informar el Gobierno es de que la supuesta reducción del paro juvenil se ha debido a factores ajenos a la creación de empleo. Los principales han sido el estancamiento del crecimiento de la población, la generalización de la aplicación de la LOGSE, la depuración de los datos del paro registrado en el Inem y el desánimo para la busca activa de puestos de trabajo. Respecto a la población total, los datos de la EPA muestran como el punto álgido de la misma se alcanzó en 1991 con 597.650 jóvenes de entre 16 y 24 años, habiendo descendido posteriormente a los 572.330 en 1995 y a los 588.910 en 1998. La población activa juvenil, es decir, la parte de la anterior que responde que tiene intención de emplearse, ha descendido de una forma permanente en los últimos 10 años. De los 337.340 activos de 1988 se ha pasado a sólo 281.670 en 1998. Entre 1995 y 1998 21.000 jóvenes salieron del mercado de trabajo sin que el Gobierno se haya enterado de que esto ha sido a causa de su "acertada política de creación de empleo". Los datos acerca del número de jóvenes empleados son, posiblemente, los que explican mejor la historia del fracaso de la política del Gobierno sobre el empleo juvenil. Si en 1991 se crearon 237.960 empleos que, con motivo de la crisis de 1992/94 se habían reducido a 183.720, durante los cuatro años posteriores la política aplicada sólo ha sido capaz de crear 3.400 nuevos empleos. ¿Cuál es, con estos datos el éxito de esa política de empleo juvenil? La bonanza económica de los últimos años -común a otros países y al resto de España-, ha hecho que el gobierno se dé por satisfecho por su buena gestión en materia de empleo, sin prestar mucha atención a los nuevos problemas que se presentan de cara al futuro. Cuando vemos la falta de iniciativa en los temas relacionados con los ciclos formativos y las prácticas en las empresas de los jóvenes por la aplicación de la LOGSE, como han puesto de relieve las últimas manifestaciones de alumnos y responsables educativos, vemos como lamentablemente se pierde el tiempo en ferias de propaganda aprovechándose de verdades a medias que son peores en este caso que las mentiras.

Martín Sevilla, es profesor de la Universidad de Alicante.

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