Fortuna carece de un proyecto concreto para donar el 0,7% de sus ventas a ONG

La inquietud solidaria, que abunda especialmente entre los jóvenes, es un valor que cada vez más empresas tienen en cuenta. Es el caso de la marca Fortuna, de Tabacalera, que tras consultar varias encuestas se ha dado cuenta de la "actitud positiva" de la sociedad hacia el apoyo de las empresas a la acción social. Por eso ha iniciado la campaña publicitaria Ahora con Fortuna das el 0,7 a una ONG, aunque sin establecer un proyecto definitivo de cómo va a repartir el dinero -el 0,7% de sus ventas- y quién va a decidirlo. Las ONG piden la retirada de los anuncios.

Detrás de la campaña publicitaria existe, según la marca Fortuna, que es propiedad de Tabacalera, todo un programa de ayuda al desarrollo. Para ello, la empresa dice que ha creado un consejo formado por cinco personas, que será el encargado de decidir a quien se destina el dinero. Antes, todas las organizaciones interesadas se presentarían a una convocatoria con sus programas de ayuda. El consejo contaría además con el asesoramiento de un comité de expertos, que sería el encargado de preseleccionar los proyectos.Sin embargo, la empresa confiesa que todavía no ha formado este comité. Además, de las cinco personas que integrarían el consejo -el presidente de Unicef Joaquín Ruiz Giménez, quien lo presidiría, el músico José María Cano, la escritora Carmen Posadas, el piloto Carlos Sainz y el escultor Víctor Ochoa-, sólo Cano ha confirmado a EL PAÍS su presencia en él.

Ruiz Giménez ya ha adelantado que rechazará la oferta. "Yo fui contactado a través de los representantes de Freemarket, quienes me dijeron que querían impulsar una campaña para invitar a todas las empresas a que dedicaran el 0,7% de sus ventas a ayuda social. Dije entonces que estaba dispuesto porque me parecía laudable, pero que estudiaría la situación".

La negativa del director de Unicef se debe a que, por su cargo, tiene que atenerse a las normas de esta organización, que indican que no pueden percibir fondos que procedan de empresas que vendan alcohol, tabaco, sustancias derivadas de leche materna o que perjudiquen el Medio Ambiente. Tras enterarse de que la oferta venía de Tabacalera ha decidido renunciar por coherencia con su organización.

Por su parte, Víctor Ochoa no ha decidido aún su participación, ya que está pendiente de conocer un poco más el proyecto. Los otros dos, Posadas y Sainz no pudieron ser localizados.

El director de Marketing de Tabacalera y responsable de la campaña, Italo Durazzo, no cree sin embargo que el consejo sea aún provisional. Según él, estas cinco personas habían anunciado a Fortuna su acuerdo con el programa. "Es verdad que no ha habido una reunión previa para anunciarlo, pero creo que un tema solidario como éste no es necesario rubricarlo oficialmente". Tampoco se mostró de acuerdo con la crítica de las ONG de que la campaña no especifica a quién dará el dinero. "El comité que decide lo hemos creado precisamente para que haya transparencia porque podíamos haber elegido directamente la ONG". Durazzo dice haber recibido llamadas de muchas organizaciones interesadas en conocer el programa.

Tabacalera ni siquiera cuenta con unas bases definitivas para el concurso que debe impulsar entre las ONG. Lo más cercano es un escrito que, admiten, sólo es "la filosofía de la campaña" y que fue proporcionado por la compañía a este periódico. En él señalan los criterios básicos que los proyectos deben tener en cuenta, como que vayan enfocados al desarrollo humano, que beneficien a los colectivos más desfavorecidos o que respeten y defiendan los derechos humanos y la democracia. Además incluye obligaciones, como la de realizar informes de seguimiento, o que el proyecto no "debería ser mayor del año natural, con el fin de presentar resultados sin demasiada demora". Otra empresa que dice en sus anuncios que destina dinero a una ONG es Pepsi-Cola. En este caso la destinataria es Médicos sin Fronteras y su director de Comunicación, Rafael Vila-San Juan, cree que su caso es completamente distinto al de Fortuna. "Nosotros no firmaríamos un convenio similar con Tabacalera", afirma.

La razón es el Código Ético que Médicos sin Fronteras se ha autoimpuesto y que es muy restrictivo. "No podemos firmar convenios con empresas de tabaco, alcohol o con laboratorios farmacéuticos..., en este caso porque entendemos que hacen una discriminación entre el Primer y el Tercer Mundo, ni de productos que dañen el Medio Ambiente". Pero además la ONG tiene como norma imponer una serie de condiciones a las empresas con las que colabora. "En el convenio que firmamos con Pepsi, ellos se comprometían a no utilizar mano de obra infantil en ningún país del mundo, no explotar a sus trabajadores, no dañar o afectar en algún sentido al Medio Ambiente y no sostener regímenes totalitarios".

De esta forma, añade, se garantiza que existe algo más que un convenio económico de colaboración. "La idea es que las empresas desempeñen un papel social, incluyendo en su presupuesto una partida de acción en beneficio de la sociedad. En el fondo, es igual que cuando le exigimos al Gobierno que destine el 0"7% del PIB a la ayuda al Tercer Mundo".

Médicos sin Fronteras tiene además una norma interna que impone condiciones a los fondos que deciden aceptar de las empresas. "La empresa de la que recibimos el dinero nunca tiene capacidad de definir a qué proyecto de desarrollo va a ir destinado el dinero que aporta". Esto puede hacerse, añade Vila-San Juan, porque cuentan con las aportaciones de los socios, que les proporciona independencia. Y eso evita que las empresas se aprovechen.