_
_
_
_

UNITA amenaza la exportación del crudo angoleño

ENVIADO ESPECIAL"Pueden estar tranquilos y continuar trabajando sin problemas". Con estas palabras, el viceministro de Administración Territorial angoleño, general Higinio Carneiro, trataba el pasado jueves de calmar los nervios de las petroleras extranjeras afincadas en Soyo, uno de los centros de distribución del crudo más importantes del país. El dirigente angoleño tuvo que trasladarse a esa ciudad para intentar tranquilizar a los ejecutivos de dichas compañías, tras la toma por la guerrilla de Unión para la Independencia Total de Angola (UNITA) de Mbanza-Congo, capital de la provincia de Zaire, a unos 400 kilómetros de Soyo, en la desembocadura del río Congo.

Dos días antes, el ministro de Defensa, general Pedro Sebastião, anunciaba ante el Parlamento que las tropas rebeldes de UNITA, que dirige Jonás Savimbi, pretendían avanzar hacia diversas áreas del norte del país "con el objetivo de impedir la producción y distribución del petróleo en Soyo", así como para "hacer inviable la extracción y comercialización de diamantes".

Fue todo un presagio. El mismo día en que el ministro de Defensa alertaba sobre estas ofensivas de UNITA y aseguraba que se habían reducido las fuerzas rebeldes al 30% de su capacidad, los hombres de Savimbi tomaban la capital de la provincia de Zaire y amenazaban uno de los centros neurálgicos de exportación de crudo.

Sin duda, los rebeldes de UNITA, rearmados gracias al control de diversas zonas diamantíferas, pretenden ahora asfixiar las fuentes de financiación del Estado. No en vano saben perfectamente que Angola es uno de países más ricos de África, con inagotables recursos naturales, que produce cerca de 800.000 barriles diarios de petróleo (llegará al millón en el año de 2000) y obtiene dos millones de dólares al día por la venta de diamantes.

Golpe al Estado

Fuentes diplomáticas consultadas por EL PAÍS consideran que la toma de Mbanza-Congo es "preocupante", puesto que "el control de esa ciudad y su aeropuerto por UNITA amenaza la actividad petrolífera" y abre algunas dudas sobre la capacidad del Ejército para contener la rebelión. Un comunicado de la guerrilla savimbista explicaba que sus tropas alcanzaron ese objetivo venciendo a un regimiento de tanques del Ejército, otro de Infantería motorizada, dos compañías de comandos y un grupo de la Policía Nacional. El Estado angoleño obtiene enormes beneficios de sus concesiones petrolíferas, fundamentalmente a las multinacionales norteamericanas (Chevron, Exxon o Texaco) y francesas (Elf o Total), así como de la explotación de sus áreas diamantíferas, gestionadas desde 1988 por la empresa nacional Endiama. La explotación de los diamantes ha permitido a UNITA la financiación para rearmarse, con la complicidad de algunos países africanos y la inoperancia de los observadores internacionales.

Un informe de la organización británica Global Witness, hecho público el pasado mes de diciembre, explica que "el incumplimiento del embargo decretado por la ONU a sus Estados miembros y a la industria de los diamantes (liderada por la multinacional belga-surafricana De Beers) ha permitido a UNITA el rearme de sus tropas, minando los acuerdos de paz". Este informe y las investigaciones del diario portugués Público señalan que la máquina de guerra de los rebeldes logró aumentar su poder operativo gracias a la violación del embargo "por la connivencia o la inercia de países como Bélgica o Zambia, y de la industria diamantífera mundial, encabezada por el grupo De Beers". Las fuentes de financiación de UNITA se han trasladado ahora de la región diamantífera de las Lundas (al noreste y hasta hace poco en poder de la guerrilla) hacia el enclave de Cazombo, en la provincia de Moxico (al este) y, sobre todo, a Mavinga, en la provincia de Cuando Cubango (al sureste).

El Ejército angoleño ha descubierto en poder de UNITA "más de 60 carros de asalto blindados BMP-2, tanques T-55 y T-62, artillería reactiva BM-21 y misiles tierra-aire de largo alcance", en su mayoría procedentes de países del Este, fundamentalmente de Ucrania

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_