Los holandeses trabajan despacio
De los 25 informes del tribunal en 1998, el nuclear es el más relevante por la cuantía de los recursos mal gestionados, aunque no contiene acusaciones de fraude. Examina el periodo 1990-1997, cuando los comisarios responsables fueron el británico Leon Brittan, hasta 1995, y luego el holandés Hans van den Broek, y, por debajo de ellos, estaba el director general, el alemán Günter Burghardt.
Hasta hoy, el secretario general de la Comisión, el también holandés Carlo Trojan, no ha pedido a la Unidad de Coordinación de la Lucha contra el Fraude (UCLAF) que investigue éste, como otros 27 casos, aun cuando el propio Trojan dispone ya del texto. Aunque el tribunal no acusa a nadie de ningún delito, sí constata el desvío de 365 millones de pesetas de intereses a las cuentas de las agencias colaboradoras. El indicio merece una investigación al tratarse de dinero público que acaba en manos privadas.
Trojan es también responsable de la traducción a los 11 idiomas de las respuestas de la Comisión al informe. Esta vez llegaron tarde (¿por causa navideña?), lo que, junto a "otro retraso de una semana en la fase contradictoria", según el tribunal, es lo que ha eternizado su publicación.
El informe fue firmado el 12 de noviembre por el presidente del tribunal, el alemán Bernhard Friedman, y se hará público el martes. Total, casi tres meses, un plazo que duplica el tiempo que tardaron en salir a la luz los informes números 20, 21, 22, 23 y 24 de 1998. ¿Casualidad? Salvo filtraciones parciales, el número 25 logró pasar inadvertido ante la moción de censura parlamentaria del pasado día 14. Así, el huracán sorteó a alemanes, británicos y holandeses.
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