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Tribuna
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Caos

Lo de la gestión del tráfico en la capital de Andalucía comienza a rozar lo surrealista. Al inicio del mandato que finaliza en junio próximo se planteó como alternativa básica a los problemas de tráfico la solución de los aparcamientos. Para ello, y desde la perspectiva liberal propia de PP y PA, se consideró que lo oportuno era crear una red de aparcamientos de gestión privada concedida por 50 o 60 años, con la pretensión de sacar de las calles a unos miles de automóviles que dejarían de estar mal estacionados y que facilitarían la movilidad de vehículos y viandantes. Hoy, después de años de construcción con los consiguientes atascos, el resultado es que el problema del aparcamiento sigue siendo el mismo o mayor, y de aumentar la velocidad de circulación, nada. Al mismo tiempo se consolidaron las limitaciones de acceso en vehículos privados al centro y la peatonalización del entorno de la Catedral. Había que hacer del centro una zona peatonal para el disfrute de viandantes, aunque por supuesto los residentes tenían que tener acceso en vehículo privado, porque no se pueden eliminar derechos consolidados. Además, había que eliminar los aparcamientos irregulares en el Prado de San Sebastián, en el campo de la Feria, etcétera, porque: ¿cómo se iba a permitir que se aparcase de manera incontrolada en zonas públicas? O sea, que las zonas tradicionales de descongestión gratuitas había que hacerlas desaparecer porque eran malas para el negocio. Aunque como el tráfico es como un ser vivo que se adapta a la situación, al final resulta que los vehículos que no se aparcan en esas zonas han terminado adornando la rivera histórica para deleite de fotógrafos de lo insólito. Y por supuesto todo esto sin contar con la ineptitud de quien gestiona el tráfico, que es incapaz de prever que cuando una obra ocupa la vía pública hay que elaborar un plan especial para evitar los efectos sobre el tráfico o que lo mismo ocurre cuando se produce una concentración comercial como la de Nervión. Lo último es ya el remate, hay que quitar autobuses para que haya menos tráfico en el centro, público claro está. Es decir, sevillanos no autóctonos y poco pudientes, váyanse al Aljarafe, Alcalá o Dos Hermanas, que con los que vivimos en la Sevilla de siempre tenemos de sobra.LUIS ÁNGEL HIERRO

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