Una renuncia forzosamente "voluntaria" para defenderse sin estar aforados
José Manuel Peñalosa y Dionisio García Carnero afirmaron ayer que su decisión de dejar sus actas de diputado y senador, que concretaron realmente al final de la mañana en los registros de sus respectivas Cámaras, era "personal y voluntaria" para defenderse y probar su inocencia como "personas normales, sin privilegios, fueros ni distinciones". Ambos justificaron su actitud en la coherencia con lo que les había señalado el juez instructor del caso en el Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín, cuando ellos le propusieron renunciar a su aforamiento sin perder la condición de parlamentarios. El juez les dijo que eso no podía ser y que si querían dejar de ser aforados tendrían que renunciar también a sus escaños.
Esta decisión del instructor coincide con la opinión que mantenían también hace tiempo los actuales responsables de la dirección nacional del PP desde el anonimato.
Un asunto nacional
Hace 10 días trascendió precisamente que el PP les había solicitado a ambos que dejasen sus escaños para evitar que este asunto se mantuviese candente a nivel nacional por su condición de aforados y por las implicaciones que empezaban a relacionar directamente a José María Aznar. El PP, luego, lo negó oficialmente. Incluso por escrito. El actual responsable de Organización, Pío García Escudero, firmó un comunicado en el que, además de apoyar a los imputados y reafirmar su inocencia, algo que repitió ayer mismo, añadía a continuación: "Es absolutamente falso que se les haya pedido que dejen sus escaños y que se aparten del partido".
El propio Javier Arenas, secretario general del PP, se tropezó con Peñalosa aquel día en el Congreso y le aseguró que la noticia sobre la petición de dimisión era mentira.
García Carnero, cuyo suplicatorio se abordaba también en aquella fecha en el Senado, declaró: "Renunciar al escaño sería seguir el juego al PSOE, que lleva buscando hace tiempo un escándalo de carácter nacional".
Ambos rechazaron ayer que estas posturas fueran contradictorias o incoherentes. Eso sí, ni Arenas ni García Escudero les arroparon físicamente. El primero estaba de viaje electoral por Cataluña. El segundo, en su despacho.
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