La mitad de los acogidos no quiere ir a España
"A mí nadie me mueve de aquí. Yo no voy a "ese país" del que me habla"
Parece una mala versión de la película Bienvenido, Míster Marshall. Tres funcionarios del Gobierno español esperan ser recibidos hoy en el campo macedonio de deportados albanokosovares de Stankovic II, quizá no con alegría, pero sí con el agradecimiento de los refugiados hacia España por acogerlos y darles cobijo tras más de dos semanas esperando abandonar un encierro no deseado. Sin embargo, cerca de la mitad de los 100 albanokosovares que mañana deberían proseguir su destierro a bordo de un Boeing-707 de la Fuerza Aérea española y aterrizar en el aeropuerto madrileño de Torrejon de Ardoz no piensan subir a bordo de tal avión. La razón de esta negativa la gritaron ayer, entre sorprendidos y asustados, los elegidos cuando lo supieron: ni siquiera lo habían requerido.
Tampoco nadie les ha informado de que esta noche tendrán que tener sus escasísimas pertenencias preparadas porque mañana, a primera hora, parten para un viaje del que se desconoce si tendrá fecha de regreso.
"El problema fundamental es que el Gobierno español no ha comunicado de forma oficial a la Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que se abra una lista, como han hecho otros países de la Unión Europea, para que se inscriban todos aquellos que quieran partir de forma voluntaria hacia España", aseguró ayer en Skopje un miembro de la organización de la ONU para los refugiados. Por eso, el criterio para evacuar a estas 100 personas se ha basado en lo que se conoce como "Prioridad Humanitaria de grado Uno": personas vulnerables o con precaria salud y bajo la condición de que no se separe a ninguna familia.
De acuerdo con este criterio, entre los 100 seleccionados han sido incluidos niños que necesitan atención medica prolongada o ancianos minusvalidos. Pero ninguno estaba satisfecho con la idea de partir. Otros, sencillamente se negaban. Y los menos se mostraron resignados ante la posibilidad de "salir de este campo de concentración", aseguró Yashar Ibrahimi, quien confesó no saber siquiera dónde estaba España y preguntó si allí también le iban a hacer vivir en una tienda de campaña en medio de un barrizal.
"Es la primera noticia que tengo ¿Que me voy a España? ¿Tengo que preparar ahora la maleta?", consultó apurado un padre de familia con 10 personas a su cargo. Mientras, una anciana se plantó en jarras: "A mí nadie me mueve de aquí. Yo no me voy a "ese país" del que usted habla".
"No creo que tengamos muchas posibilidades de elegir, tenemos que coger lo que nos dan", le contestó un hombre. "¡Si no va éste, me voy yo!", se apresuró a decir un hombre de unos 40 años cuando supo por boca de los periodistas que un avión saldría mañana del aeropuerto de Petrovec con destino a "la tierra del Real Madrid", y que se perdería la oportunidad de decirle "en la cara a Mijatovic" lo que pensaba de Milosevic. "Mi familia y yo hemos querido ir a España desde que llegamos, y también unos vecinos nuestros, pero me decían que ese país no ofrecía vuelos y ahora se van los que no lo han pedido", relató indignado. Pero ayer las críticas no sólo llovieron sobre el Gobierno español y su falta de previsión ante una crisis que roza ya el mes. Muchos eran los que se interrogaban cómo habían llegado a parar al listado para ser evacuados a España. "Nosotros estamos todos sanísimos", recalcó un hombre con mujer y dos hijos. "Y ellas son todas mujeres pero están bien y quieren volver a Kosovo", prosiguió señalando una tienda de campaña en la que viven ocho mujeres. "A no ser que ahora ser mujer sea una minusvalía y motivo de evacuación de urgencia para el ACNUR", finalizó irónico.
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