La joya del Guadiana
Ayamonte (Huelva) es una joya. Una localidad hermosísima, el digno broche que deja atrás el viajero que sale de Andalucía para adentrarse en el Algarve portugués. La ciudad fronteriza. Pero el casco urbano de Ayamonte ha estado en obras últimamente, en un trajín de camiones cargados de piedras, máquinas ruidosas, desvíos de calles y albañiles trabajando con prisa. En los últimos años se cuentan en Ayamonte 100 obras terminadas y 50 iniciadas o en proyecto. El principal artífice de la rebujina despacha cada día a gran velocidad numerosas visitas. Cuando recibe a un desconocido en su despacho, se presenta a sí mismo de este modo: "Soy Rafa, el camionero". Es Rafael González, el alcalde. Él sostiene que su único partido es Ayamonte, aunque su ideología es socialista. Un político peculiar. La dirección del PSOE en Huelva prefiere mirar hacia otro lado cuando Rafael González adopta alguna de sus extravagantes iniciativas, como presentarse en su despacho del Ayuntamiento disfrazado de domador en época de carnaval. Que lo ha hecho. O cuando no renovó el contrato a una periodista que elaboró con fondos públicos una guía sexual que él consideró pornográfica. Pero las encuestas y los comentarios de los vecinos juegan a su favor. "En ocasiones, se va directamente a hablar con los consejeros en lugar de seguir los cauces normales en la Administración y en el partido. Pero quiere y defiende a su pueblo", manifiesta Juan Ceada, secretario de Política Municipal del PSOE de Huelva. González ha tenido que luchar por hacer olvidar a los vecinos al anterior alcalde, Isaías Pérez Saldaña, actual consejero de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, al que algunos señalan como el artífice del despegue de Ayamonte. Crecimiento La localidad ha crecido para bien en sus estadísticas durante los últimos años. El presupuesto municipal ha pasado de 986 millones de pesetas en 1996 a 2.328 millones en 1999. "Desde el Ayuntamiento se ha dado confianza a los inversores. Se ha acelerado cualquier gestión burocrática para que el dinero llegue con prisa, teniendo siempre cuidado de no caer en lo ilegal. Esa política nos ha llevado a estar en condiciones de afirmar que aquí hay mucha riqueza", asegura González. Ayamonte es una localidad con un mínimo nivel de desempleo que fundamenta su economía en el turismo, la agricultura, la pesca y el comercio. Una de las últimas iniciativas reside en poner 1.300 hectáreas en regadío en el plazo de tres meses. Además, su puerto pesquero mantiene desde hace tiempo un récord: es el primero de España en venta de gambas, con 8.000 kilos diarios. Pero hacia donde mira decididamente la economía de la localidad es al turismo: en el plazo de dos años habrá cinco nuevos hoteles. La explicación es de una lógica aplastante, según Manuel Iglesias, director del Patronato Provincial de Turismo de Huelva: "Ayamonte es el pueblo más bello de toda la costa onubense. Una localidad preciosa con una estructura urbana sumamente atractiva para el visitante. Tiene posibilidades turísticas infinitas". El pueblo, además, está lleno de comercios, que compiten por ofrecer la mejor calidad al mejor precio. No sólo entre ellos, sino con los de Vilarreal do Santo Antonio, la localidad portuguesa de la que sólo los separa la desembocadura del río Guadiana. Y hay en Ayamonte un puerto deportivo insertado en el casco urbano, a menos de 50 metros de un mercado y de todo tipo de establecimientos. Con la vecina Portugal, Ayamonte vive una relación de sociedad más que de competencia: "No podemos vender sólo el turismo local o comarcal. Tenemos que ofrecer nuestro producto junto al Algarve. Esa zona no es nada sin España y España no es nada sin ella. Nos complementamos", asegura Rafael González. Y en un pueblo tan activo hay un remanso, un punto para la serenidad y la paz: las puestas de sol contempladas desde la orilla del Guadiana, mientras cruzan el agua las barcazas que van de España a Portugal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.