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CRISIS EN RUSIA

El jefe del Kremlin se prepara para otra batalla contra el Parlamento

Stepashin, un "duro" de la guerra chechena, se perfila como futuro sucesor de Yelstin

El presidente ruso, Borís Yeltsin, pasó ayer por el Hospital Clínico Central, donde fue sometido a exámenes médicos, oficialmente presentados como "rutinarios". A la vista del fracaso de los diputados en sus intentos de comenzar el proceso legal para destituirle, bien podría decirse que Yeltsin fue al hospital a tomar energías para la segunda batalla que librará a mediados de semana contra la mayoría izquierdista de la Duma Estatal.

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Yeltsin -que desde su residencia de Rus, en los alrededores de Moscú, siguió por televisión la votación de los diputados que pretendían procesarle-, pudo respirar con alivio en la tarde y celebrar la fiesta de su santo y el de dos de sus nietos. La Iglesia Ortodoxa Rusa conmemoró ayer el día de los santos mártires Borís y Gleb, nombres que llevan los dos hijos de Tatiana Diachenko, hija menor de Yeltsin y su asesora. El presidente comentó brevemente el resultado de la votación parlamentaria con su jefe de Administración, Alexandr Voloshin, principal artífice, junto con Tatiana, de la caída de Yevgueni Primakov. Yeltsin había hablado antes con el primer ministro en funciones, Serguéi Stepashin, que para convertirse en titular debe ser aprobado por la Duma Estatal. La primera votación sobre su candidatura está prevista para el miércoles próximo.Las perspectivas de Stepashin de ser aprobado por los diputados en la primera votación son inciertas después del fracaso del proceso para destituir a Yeltsin. Si la Duma Estatal hubiera reunido ayer la cantidad necesaria de votos para acusar a Yeltsin por lo menos de uno de los cinco delitos que se le imputaban, Stepashin probablemente no habría tenido problema en ser confirmado como primer ministro por los diputados, que así hubieran privado a Yeltsin de la posibilidad de disolverlos y de dar un golpe de palacio. Ahora que se esfuma el fantasma de un escenario similar al de octubre de 1993, cuando Yelstin acabó a cañonazos con el antiguo Parlamento, paradójicamente disminuyen las posibilidades de Stepashin de ser aprobado. Los diputados pueden mostrarse reacios a tragar a la primera votación, inmediatamente después del fracaso sufrido ayer, sobre todo teniendo en cuenta que Primakov fue cesado en contra de los deseos de la Duma.

Nueva candidatura

Si Stepashin es rechazado en una primera votación, el presidente puede volver a presentarlo u optar por una nueva candidatura. En caso de que Yeltsin quisiera provocar un nuevo enfrentamiento, en la segunda votación podría presentar a otro candidato que fuera completamente inaceptable para la Duma. Con ello, obligaría a los diputados a votar en contra las dos veces que quedan y provocaría una crisis que constitucionalmente le permitiría disolver la Duma.

Si este escenario parecía válido en caso de que el proceso de destitucioón hubiera prosperado, ahora la situación ha cambiado y el Kremlin tiene otros dolores de cabeza. Desaparecido el peligro de enjuiciamiento de Yeltsin, surje como principal preocupación la de encontrar de aquí a fin de año un político que pueda ganar los comicios presidenciales del 2000. El entorno de Yeltsin no podía apostar por Primakov -lo que explica su cese-, como tampoco puede hacerlo por Yuri Luzhkov, que ha amenazado con revisar los resultados de las privatizaciones. Así las cosas, una buena alternativa es Stepashin, un incondicional de Yeltsin que gracias a su fama de halcón puede obtener el voto de muchos nacionalistas. Por ello lo más probable es que el Kremlin trate, a toda costa, de imponer a Stepashin como primer ministro para, desde ese alto cargo, prepararle para la sucesión.

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