"Soy judío creyente y no participo en elecciones"
"Yo soy un judío creyente, reniego del sionismo y no participo en las elecciones". Centenares de pancartas con estas frases colgaban ayer en los balcones del barrio fundamentalista de Mea Sh"arim, en Jerusalén, convertido desde hace decenios en la fortaleza inexpugnable de la secta judía de los ultraortodoxos haredim (temerosos de Dios), para los que el Estado de Israel sólo puede ser proclamado por el Mesías, cuando éste regrese a la Tierra.Mea Sh"arim (Ciento por Uno, en hebreo) es un crisol de fundamentalistas judíos, en el que conviven los radicales integristas junto con los posibilistas sefardíes del partido Shass o los askenazíes de la organización Unidad de la Torah y Judaísmo, todos ellos fieles seguidores de los rabinos, y, en el peor de los casos, militantes decididos del partido de derechas Likud y de Benjamín Netanyahu.
"Los que votamos aquí lo hacemos por Bibi
[diminutivo de Netanyahu] en las elecciones a primer ministro, y por un partido religioso en las elecciones legislativas", aseguraba ayer un comerciante de una de las calles principales de Mea Sh"arim, mientras ofrecía a precio de saldo (48 shekels, unas 3.000 pesetas) Donde tú irás, yo iré..., la biografía de Margalith Yosef, esposa del rabino Ovadia Yosef, un dirigente espiritual del partido radical Shass, el tercero en importancia del país, que acaba de dar su apoyo al líder del Likud.
Las calles de Mea Sh"arim aparecían ayer alfombradas por la propaganda de los partidos religiosos, de los de la extrema derecha e incluso de los defensores de Benjamín Netanyahu, como si los dirigentes políticos fueran muy conscientes de que las estrictas normas religiosas impiden a los radicales judíos ver la televisión o escuchar la radio, y que su único contacto con la publicidad política es a través de la octavilla o el cartel.
"Aquí hay más propaganda por centímetro cuadrado que en cualquier otro lugar de Israel", aseguraba un anciano haredim de barba blanca y sombrero negro calado hasta la frente, mientras salía del colegio electoral después de entregar su voto a favor de Benjamín Netanyahu y de la Unidad de la Torah y Judaísmo, la organización ultraortdoxa de los judíos askenazíes, o venidos del centro de Europa.
En las elecciones generales de 1996, Mea Sh"arim se convirtió en un feudo del partido Likud, liderado por Benjamín Netanyahu, quien durante los tres últimos años ha estado pagando el favor con generosas donaciones. Este dinero les ha permitido a los religiosos de este barrio construir sus seminarios -yeshivas-, abrir sus guarderías o ampliar sus sinagogas. Para ellos, el líder del Likud es casi como un nuevo Mesías.
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