Hormaechea reaparece en la política cántabra cuatro años después de su condena
,Condenado por malversación de fondos públicos y prevaricación (dictar a sabiendas resoluciones injustas) y otros delitos, Juan Hormaechea, ex presidente de Cantabria, desapareció políticamente hace cuatro años. Desde entonces apenas nadie le ha visto y se ha comentado que era más fácil toparse con él en Nueva York o México que en Santander. Sin embargo, con la vista puesta en las elecciones del 13-J, intentó infructuosamente hace dos meses que el Tribunal Constitucional, ante el que tiene pendiente un recurso de amparo, decretase la suspensión cautelar de su sentencia.El todavía líder de la Unión para el Progreso de Cantabria (Upca), que obtuvo en 1995 siete diputados regionales, pronunció el pasado jueves en Villacarriedo (2.100 habitantes) un discurso de unos 70 minutos en apoyo de la candidatura de su partido. Se advirtió en él la acostumbrada rudeza y sus invariables fijaciones: repartir mandobles a izquierda y derecha y arremeter contra el vicepresidente Francisco Álvarez Cascos.
Hace cuatro años, en una de sus últimas apariciones públicas, había comparado al vicepresidente primero con un personaje de La lista de Schlinder. Ahora le acusa de ser un tránsfuga de su mujer y sus cuatro hijos. "El peor de los transfuguismos que se puedan cometer", puntualizó.
Hormaechea, que acusa al PP de haberle liquidado por no plegarse ante Madrid e "impedir que ciertos empresarios de Cantabria se adueñaran de lo que es del pueblo", incluso podría asistir esta semana, en Santander, a la presentación de los candidatos de la Upca, que sólo ha cerrado listas en 37 de los 102 ayuntamientos cántabros.
En opinión de Vicente de la Hera, que encabeza la candidatura al Parlamento autonómico, Hormaechea está espléndido de reflejos, conserva su gancho político y se halla plenamente enterado de cuanto acontece en Cantabria pese a su largo aislamiento.
Hace 11 años, De la Hera, veterinario y diputado regional, recibió el urgente encargo del presidente de volar a Canadá para comprar el semental más caro que existiese en el mercado mundial. Meses más tarde, en la panza de un Jumbo de Iberia cargado de turistas, llegaba a Madrid el toro Sultán, por el que se pagaron 111 millones de pesetas. Dos años después hubo que sacrificarlo por una luxación de rótula que se produjo en el curso de un salto. Había cubierto 40.000 vacas y dejó congeladas 8.000 dosis de semen.
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