Con el 11 y a 70
Sobre el papel y orográficamente era un día muy duro y pestoso, como decimos los ciclistas. De salida había un montón de puertos de los que no puntúan en la clasificación pero sí que puntúan para las piernas y todos temíamos una etapa de descontrol y muchos ataques. Pero extrañamente se ha salido tranquilo. Sólo hubo un intento, en el kilómetro 60, pero menuda gracia. Coincidió con un pinchazo de Alex Zülle y nos ha tocado hacer una serie para volver al pelotón. Hemos tardado un buen rato en empalmar. Y así, arriba y abajo, hemos estado hasta el kilómetro 100. Ahí empezó el espectáculo de Tafi. Sabíamos que tenía que intentar algo porque era su distancia y la víspera se había reservado, pero aun así le ha costado unos cuantos intentos irse, y creo que ya se le ha dejado por pelma. Con él se fue el colombiano Peña. Y nosotros, pensando que ya iríamos tranquilos hasta el final, con algún equipo de sprinters controlando la fuga para cogerlos al final. Pero ha sucedido lo del aire. Primero, nada más pasar el Intergiro, intentó el corte el Lampre, pero sin mucha cabeza, arrancando cuatro y quedándose solos delante. Pero llegados a 50 kilómetros de la meta, ya con el viento bien de costado, el Lampre lo intentó otra vez, pero con más ganas que fuerzas, y hasta que no ha llegado el barco pirata en pleno, que tiene vía libre para navegar, cuando a otros equipos cuando nos juntamos tres o cuatro ya nos están metiendo rueda para cortarnos, no se ha producido el corte. Y los de atrás, entre que te frena uno de delante u otro se corta y eso, pues un ratillo, también pendientes de Piepoli y Jiménez, hasta que el ONCE y el Saeco no han organizado la cuestión, un ratillo, digo, hasta que hemos enlazado. Ya los últimos 30 kilómetros el aire, aunque seguía de lado, también sopló a favor y todos con el piñón del 11 y a 70 por hora, pendientes de protegernos, pero sin entrar en la cuneta derecha, que estaba llena de gravilla y basura y podían darse pinchazos. Al final, Pruden Induráin me ha dicho que lo intentáramos los dos, pero he preferido ser prudente, no fuera que le pasara algo al Chava y a mí me pillara delante.
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