El terror de los años setenta
El documento con el que, presuntamente, las Brigadas Rojas reivindicaron ayer el asesinato del profesor Massimo D"Antona, ha sido considerado como un elemento "serio" por los investigadores a quienes no parece descabellado el resurgir del grupo terrorista más importante de los años de plomo, después de 11 años de silencio. Las Brigadas Rojas surgen formalmente en agosto de 1970, en el clima efervescente que ha provocado el mayo del 68, como una respuesta revolucionaria "a la violencia del poder". Ésa era al menos la terminología usada por uno de sus creadores y líderes, Renato Curzio, hoy en prisión atenuada y convertido en conferenciante de éxito. Curzio y su compañera, Margherita Cagol (muerta poco después en un enfrentamiento con la policía), han participado para entonces, en Milán, en decenas de protestas obreras y creen que ha llegado el momento de dar una respuesta más contundente al sistema. Una respuesta de carácter violento y contundente.Los primeros atentados son meros lanzamientos de cócteles mólotov, pero enseguida se produce una escalada en los objetivos. En 1972, las Brigadas realizan el primer secuestro: el director de la Siemens en Italia, Idalgo Macchiarini, es el objetivo elegido, aunque es puesto en libertad en breve plazo. Más tarde llegarían el secuestro del director de personal de la Fiat y el de un relevante juez, Mario Sossi, en 1974.
La reacción de la policía no se hace esperar y las Brigadas Rojas son sometidas a un estrecho cerco que se salda con la detención de la práctica totalidad de sus dirigentes. Las Brigadas parecen definitivamente derrotadas y obligadas a adoptar una estrategia de acción más modesta. Sin embargo, apenas tres años más tarde, darían el golpe decisivo: el secuestro en la primavera de 1978 del líder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro. Este último secuestro -que finaliza trágicamente el 9 de mayo con el asesinato de Moro, cuyo cuerpo sin vida es localizado en el maletero de un coche aparcado en una calle de Roma- marca el principio del fin de las Brigadas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.