El resultado consolida la paz en Euskadi, según el Ejecutivo

El Gobierno estima que los resultados de las elecciones municipales y forales vascas consolidan el proceso de paz en Euskadi porque el importante avance de Euskal Herritarrok (EH), la marca electoral de Herri Batasuna, confirma que las vías políticas son más rentables para el nacionalismo radical que la violencia de ETA. EH ha conseguido en los comicios municipales 67.880 votos más que en los anteriores de 1995, al pasar de 160.270 votos a 228.150. Esto se traduce en 183 concejales más que en 1995. Ha pasado de 496 a 679 ediles y ha crecido en cinco puntos, del 14,37% al 19,63%. En 1995, ETA puso en la práctica su política de desestabilización, recogida en la llamada Alternativa Democrática, que culminó con el atentado contra el entonces líder de la oposición, José María Aznar, pocas semanas antes de las elecciones municipales y forales de 1995.

Además, EH ha ganado en poblaciones - como Ondarroa, Lekeitio, Tolosa...- que eran feudos tradicionales del PNV y EA, y ha consolidado posiciones en Hernani, con mayoría absoluta. El avance de EH cuando sus dirigentes han apostado por la vía política es interpretado por el Gobierno como un reforzamiento de su líder, Arnaldo Otegi, ante las tentaciones de volver a la lucha armada que puedan existir en sectores de ETA.

El Gobierno estima también que se ha reafirmado la pluralidad vasca, manteniéndose la correlación entre nacionalistas y constitucionalistas, con lo que EH, en una mesa de partidos, o ETA, en unas conversaciones con el Gobierno, no podrán argumentar que Euskadi es "más nacionalista" tras el 13-J.

En cualquier caso se ha producido una recomposición del voto nacionalista al crecer el de EH, y con ello su poder municipal, a costa del PNV, EA e incluso IU, que había apostado por el Pacto de Lizarra.

También han crecido las dos formaciones constitucionalistas más importantes, el PSOE y el PP. Este último ha aumentado en 43.310 votos, 157 concejales y más de tres puntos, pese a la campaña de amenazas a sus ediles antes de las elecciones. Los socialistas, por su parte, han crecido en 30.443 votos y dos puntos y mantienen sus anteriores ediles.

Este resultado se traduce en un importante poder municipal y foral para el PP y PSOE, que se han repartido tres de las cuatro capitales del País Vasco y Navarra: San Sebastián para el PSOE, y Vitoria y Pamplona para los populares. También han ganado los partidos constitucionalistas en la mayoría de los populosos municipios de la margen izquierda del Nervión como Barakaldo y Santurtzi; del cinturón industrial donostiarra, como Rentería e Irún; y en numerosos municipios alaveses y la Diputación de Alava, cuyo control pierden por vez primera los nacionalistas y que condicionará, por su poder financiero, la marcha del Gobierno monocolor nacionalista.