La naturalidad de María Esteve y la divertida comedia "Manolito Gafotas" centran Cinema Jove
La comedia que ayer abrió la sección oficial de largometrajes de Cinema Jove no decepcionará a los numerosos seguidores del popular personaje literario creado por Elvira Lindo. La película Manolito Gafotas, dirigida por el alicantino Miguel Albaladejo con guión de la escritora, divierte y en ocasiones conmueve. Refleja perfectamente el peculiar y cotidiano sentido del humor de la autora y proporciona una visión del mundo infantil muy real y alejada de los manidos maniqueismos. Como alejada parece estar la joven actriz María Esteve, premiada por el festival, de cualquier afectación.
Extremadamente delgada y esbozando una sonrisa que apenas oculta su timidez, la protagonista de Nada en la nevera, de 24 años, se hace querer. Muestra una naturalidad y sencillez que no parecen responder a ninguna impostura. Quizá proceda su actitud de "los valores y principios determinados" -"ser humilde e intentar ser feliz con lo que haces"- que le inculcaron sus padres, la cantante y actriz Pepa Flores, Marisol, y el bailarín Antonio Gades, como comentó ayer María Esteve. Lo cierto es que la intérprete de Mensaka no tiene reparos en manifestar sus dudas a la hora de actuar o la extraña y al principio no muy agradable sensación que experimentó en algunos de sus primeros trabajos. La gente se reía de los personajes que encarnaba cuando para ella no eran nada graciosos. María Esteve afirmó que aprecia sobre todo a los directores que tienen las ideas muy claras. "Prefiero que me lo den todo hecho, que me lo sepan explicar y guiar por las marcas durante el rodaje y así puedo ser yo", asegura con un deje malagueño la actriz que vivió un tiempo en Altea y que desde bien "chiquitita era muy teatrera" y quería ser actriz. Ha participado en varias obras de teatro, como Pop corn, adaptación teatral de Juanma Bajo Ulloa, pero no ha sido hasta en Nada en la nevera cuando ha conseguido un papel protagonista. Del teatro dijo que es una escuela de interpretación magnífica, a pesar de que a veces pasa "como con los exámenes orales". Es decir, existe la tentación en el último momento de huir. Y esto le sucedió a María Esteve, según comentó ella misma, momentos antes de levantarse el telón en el estreno de una obra que había estado ensayando mucho. "Estuve apunto de irme", señaló, pero al final venció a su timidez y a sus nervios, y "cuando ya pasas eso no hay nada más mágico que el teatro". Con el cine es diferente. La actriz galardonada con el premio Un futuro de cine de Cinema Jove, subrayó la emoción que le provoca sentarse delante de la pantalla y comprobar en qué ha quedado el trabajo que has realizado durante el rodaje y que no ha tenido oportunidad de ver. "No sabes lo que va a pasar, cómo va a quedar la película, es la misma emoción que si subieras a una montaña rusa", explicó. A pesar de su corta experiencia y sus ademanes y expresiones a veces infantiles, María Esteve parece saber perfectamente lo que quiere y muestra una gran claridad e inteligencia en sus explicaciones. Insiste en que para alcanzar su objetivo, ha de "estudiar mucho" y ante la pregunta de si se atrevería con un musical, responde que ya le gustaría a ella cantar como su madre y bailar como su padre, pero como no lo hace, tendría que prepararse mucho para enfrentarse a un proyecto así. El otro gran protagonista de la jornada de ayer de Cinema Jove fue el director de Manolito Gafotas, Miguel Albaladejo, que asistió al certamen a presentar su película. Sies meses estuvieron los responsable del casting buscando al niño capaz de interpretar el personaje. Albaladejo explicó que no quería actores profesionales y que prefería centrar la búsqueda en los barrios de clase media-baja, como la familia de Carabanchel que protagoniza la película. Al final, entre 3.000, se decidieron por David Sánchez del Rey, mientras Adriana Ozores interpreta a la madre y ama de casa, Roberto Álvarez al padre y camionero, Antonio Gamero al abuelo, y los gemelos Alejandro y David Martínez al niño más pequeño. El filme relata las andanzas de Manolito Gafotas durante un verano en el que en principio se ha de quedar en la ciudad y estudiar para aprobar matemáticas. Rodar con niños ha sido muy difícil, insistió Albaladejo, y todavía más cuando el personaje protagonista es un chaval que habla por los codos y además reflexiona a través de una voz en off, con lo cual el texto que ha tenido que memorizar David Sánchez ha sido muy extenso. El realizador de La primera noche de mi vida, también insistió en que los niños se reirán, pero serán los adultos quienes entenderán mejor el sentido del humor de la película porque, entre otras razones, Elvira Lindo ha reflejado en la historia, no exenta de melancolía, algunas de sus experiencias personales. El filme provocó continuas risas entre el público que asistió a la proyección matinal de ayer.
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