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Reportaje:

Tostado, suave, fuerte o torrefacto

Un recorrido por la fábrica de Cafés Jurado permite observar el proceso completo por el que pasa el café, desde su llegada hasta su envasado al vacío. Los sacos, de 60 kilos, se apilan en palés junto a la máquina que limpia el grano. El café aún no tiene ni olor ni sabor. Es con el tueste cuando se ensancha, pierde humedad y adquiere su aroma. La tostadora, un gran cilindro, tuesta el café con aire caliente generado por propano, un sistema respetuoso con el medio ambiente. Los granos flotan en ese colchón de aire cuya curva de calor controla un ordenador. Para un café suave y de sabor agradable, el tueste será también suave. Si se desea un café negro, la temperatura debe subir. El café torrefacto, que se consume en España y Portugal, se consigue inyectando azúcar a mitad del tueste. El café es luego succionado por un tubo que lo envía a los silos y allí resposa entre 18 y 20 horas para desprenderse de aceite y gases. Completado el proceso, una báscula electrónica hace las mezclas que requiere cada producto y el café pasa a ser molido y envasado al vacío. El sistema de producción de Café Jurado es moderno e incluye un servicio de atención on line con la casa italiana Scoli. A través del módem, los técnicos de Scoli realizan un diagnóstico de cualquier avería o desajuste en el sistema y dan las instrucciones precisas para subsanarlo. ¿Café o garbanzos? La historia de una firma de 87 años da para muchas anécdotas, pero quizás la más sorprendente sea cómo adquirió su definitivo perfil como fabricante de café. Cuando los almacenes coloniales Jurado y Uriarte pasaron a ser Jurado e Hijos, Manuel y su hermano comenzaron a dar una nueva impronta al negocio familiar, que desembocó en su especialización en el café. Jurado recuerda a su padre como un hombre de carácter emprendedor. Entre otros negocios -que incluían jarabes, conservas, caramelos, turrones y licores-, los almacenes de Maisonnave tenían la especialidad en la venta de garbanzos a toda España. Mientras en otras provincias conocían a Jurado por sus garbanzos, entre los alicantinos era famoso su café, y cada vez eran más los ciudadanos que se desplazaban hasta la tienda para comprar este producto. Fue entonces cuando Jurado evaluó los pros y los contras de mantener ambas actividades. "O café o garbanzos", le planteó a su padre. Aquella elección les ha conducido hasta aquí.

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