España, ¿un desierto?
Todos los años la deforestación avanza en nuestro país. Ni los dispositivos especiales, ni el estado de alerta, ni los bonitos carteles "El fuego lo aPagamos todos" están impidiendo que lo poco que resta en España de naturaleza -si aún puede llamarse así, cosa que me permito dudar, una vez comprobado que la zarpa del ser humano ha llegado a todas partes- quede calcinado y arrasado. Si de verdad la mayoría de los incendios son provocados por individuos sin escrúpulos movidos por intereses económicos, es obvio que se debe endurecer notablemente la ley en este campo y hacerla cumplir de un modo ejemplarizante. Por desgracia, muchos españoles están mucho más preocupados por el resultado del próximo partido de fútbol. Lo importante es que queden unos cuantos árboles para dar sombra a la barbacoa, no muy lejos del coche. Mejor que sus hijos no paseen mucho por los alrededores y se acostumbren a la vista de frondosos árboles que mañana podrían no estar ahí. Tal vez las autoridades, simplemente, están esperando el día en que, a falta de bosques por quemar, ya no haya de qué preocuparse.-.
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