Banesto se venga del pasaje del Gois
Emboscada del equipo de Zülle que le permite asegurarse la general por equipos ante el ONCE
Tenían Banesto y ONCE una cuenta pendiente para hoy a costa de la general por equipos. Conservaban, probablemente, algunas otras cosas más en la recámara, que no era el momento de reeditar viejas polémicas. Guardaban ambos la compostura puertas afuera, aun cuando en sus estómagos hormigueara la cercanía de un último cara a cara: tres contra tres en la contrarreloj de hoy, con el liderato en juego. Los duelos Banesto y ONCE tienen ya diez años de antigüedad, tienen enjundia, son una reedición de otros duelos deportivos en suelo nacional. Son las dos Españas de alguna manera. Son el Madrid y el Barça ciclísticamente hablando: se odian pero se necesitan y el ciclismo español gana con el duelo. La cita para hoy tuvo, sin embargo, un aplazamiento imprevisto, fuera de agenda: para ti el pasaje del Gois, para mí la cota de Pamproux. Banesto hizo la trampa y puso a dos corredores en una escapada de 13, que obligó al ONCE a un reclutamiento universal. La caza de 50 kilómetros fue inútil y dio lustre a una etapa destinada a la marginalidad. El resultado final consolida casi el liderato del Banesto en la general por equipos.Andaban los corredores perezosos en la línea de salida, con mucha gana de hablar y poca de montarse en bicicleta. Andaba Txente García Acosta entre bromas cuando sonó la campana que anunciaba la proximidad de la salida. "Qué poca gana tengo hoy de andar en bici", murmuraba como un lamento mientras ponía pie a los pedales. En animada charla andaban los del ONCE, disfrutando de la resaca de los éxitos de Etxebarría. Buen tiempo. Sol. Risas de ocasión. Y una idea en la cabeza: el sábado nos vemos las caras.
Pero he aquí que a los Banesto les rondaba una duda razonable, su clara inferioridad en la contrarreloj de hoy con sólo seis minutos de ventaja. Les martilleaba también el recuerdo del pasaje del Gois (segunda etapa, todo el Banesto a 6.03 minutos de los favoritos por obra y gracia del ONCE) y lo que les ha costado enderezar la situación. Sólo así se explica lo atentos que estuvieron ayer, la fina estrategia que utilizaron para golpear en un descuido y darse una satisfacción. Mucha paciencia, mucha cara de póker, una cota de cuarta y zás, una emboscada de libro.
Estaba el pelotón nervioso sin permitir una fuga en toda regla. Andaban controlando el pelotón toda suerte de equipos con ocultos intereses, cuando a la cota de Pamproux, que así se llama el paraje, se llegaba rápido y con un francés (Frederic Bessy) en solitario, perdido 20 segundos por delante. La cota, una cuesta en términos vulgares, provocó la acostumbrada catarata de saltos, que más parece una diversión de los ciclistas que una llamada a rebato. Producto de los saltos se juntaron 13 corredores, que miraron para atrás y vieron que se abría distancia. Cinco de ellos franceses. Dos eran de Banesto. La meta a 50 kilómetros: peligro para el ONCE.
La reacción se hizo esperar porque pasa su tiempo hasta que identifican a los agresores, pero cabe imaginarse a Manolo Saiz reclutando a sus muchachos en cuanto le llegaran las malas noticias. Cabe suponer el volumen de su voz por los auriculares, cabe entender sus nervios para ganarse algunos aliados, sus gestos, su mala leche. Manolo en acción y el ONCE en fila india desplegándose ordenadamente. Más de uno pensaría que los españoles se han vuelto locos a estas alturas de carrera.
La desgracia de Manolo fue que no encontró ayuda. Los 13 escapados sumaban 11 equipos, por lo que le quedaban 9 para negociar, pero a esos 9 poco parecía importarles el asunto. Como si lo hubiera organizado el diablo con cara de Eusebio Unzue. Los Mapei colaboraron un rato, pero por puro compromiso: lo cierto es que las victorias de Steels han saciado su apetito; los Telekom tenían a un escapado, así que a otra cosa. La proclama de Manolo no tuvo efecto, pero no desistió de la pelea, que fue desigual (13 adelante bien coordinados frente a siete u ocho del ONCE atrás) y determinó la diferencia final. Diferencia que permite a Banesto dar por sentenciado a su favor la general por equipos.
Luego llegarán las interpretaciones, alguna fina ironía de un lado a otro, algún comentario fuera de lugar. ONCE y Banesto han hecho sus méritos en este Tour, pero también se han tocado la cara. Nada nuevo. Inevitable por otro lado: están destinados a enemistarse. Tardaremos poco en asistir al próximo capítulo.
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