Una inmensa y discutida fortuna
Algunas fuentes evalúan los bienes del rey fallecido en más de 250.000 millones de pesetas
Durante los años ochenta, Hassan II figuraba en las revistas anglosajonas como uno de los hombres más ricos del planeta, pero luego su nombre desapareció de todas las clasificaciones, sin razón alguna. Y Hassan II no sufrió ningún revés de fortuna: era rico, y rico lo fue hasta su muerte.En su libro A qui appartient le Maroc? (¿Quién es el dueño de Marruecos?), escrito en 1992, el opositor y hombre de negocios Abdelmoumen Diouri evalúa la fortuna de Hassan en torno a los 10.000 millones de francos (250.000 millones de pesetas). Es una cifra plausible, pero no verificable, pues todo lo referido a los bienes del rey es secreto de Estado. Sólo gracias a algunas defecciones en el seno del palacio real comienza a emerger una parte de la verdad.
El número de cuentas corrientes bancarias de Hassan II da una idea del patrimonio real. Según ha podido saberse, gracias a algunas indiscreciones, Hassan tenía cerca de una veintena al final de su vida: era cliente del Chase Manhattan Bank, la BNP, Paribas, la Union de Banques Suisses, el Citibank, Barclays o del Bank of New York, entre otros. En algunos de esos bancos poseía más de una cuenta (en Londres o en la central parisiense de Paribas) y estaban abiertas a nombre de Hassan II, Aloui Hassan, Hassan Aloui o remitían a una cuenta numerada anónima cuando los titulares no eran algunos de sus hombres de confianza, como el consejero Abdelfettah Fredj, su secretario particular. Todas estaban bien aprovisionadas. A principios de 1999, el saldo de una era de varios centenares de millones de dólares.
Para sus súbditos, la fortuna del rey se materializaba en los palacios. Hassan II poseía más de un veintena, protegidos de la mirada de los curiosos. Le gustaban particularmente el de Marraquech, por el clima seco de la ciudad, y el de Bouznika, cerca de Rabat, donde durante algún tiempo pensó en retirarse. En otros, en cambio, nunca puso los pies, aunque todos estaban preparados para recibirle las 24 horas del día.
Hassan había invertido una parte de su fortuna en el extranjero: en la agricultura, en la Bolsa -era un accionista importante de Siemens- y en el sector inmobiliario. ¿Sabía cuántas mansiones, castillos y apartamentos tenía? ¿O que había comprado pisos que nunca visitó o que era propietario de un castillo de 10.000 metros cuadrados, edificado en medio de un jardín de 400 hectáreas, a pocas decenas de kilómetros de París?
Tráfico de drogas
Propietario en Francia, Alemania, Suiza y sin duda en otros países, Hassan mimó a Estados Unidos. Fue allí donde más invirtió (en el sector inmobiliario neoyorquino y en la agricultura californiana, entre otros sectores). Si hubiese tenido que abandonar el poder de improviso -como le sucedió a su amigo el sha de Irán-, Hassan se habría exiliado muy probablemente en EEUU, donde hubiera podido vivir en paz, puesto que no existe tratado de extradición entre los dos países.¿Cómo explicarse la acumulación de tamaña fortuna cuando su padre, Mohamed V, no era riquísimo? Según los adversarios de Hassan II, la apropiación de las tierras coloniales por parte de la corona durante los años sesenta y los intereses del rey en las empresas marroquíes -entre ellas, el Omnium Nord-Africain (ONA), el primer grupo privado del reino- no lo explican todo. En ocasiones se le acusó de haberse enriquecido gracias al tráfico de drogas. Durante algunos años, Abdelmoumen Diouri contó que un Boeing 747 aseguraba la comunicación semanal entre Casablanca y Río de Janeiro, "marchando vacío y regresando con las bodegas llenas de pasta de coca". La acusación nunca ha podido ser probada de manera sólida.
En 1994, un informe confidencial encargado por la Unión Europea al Observatorio Geopolítico de las Drogas cuestionó a "altos dignatarios o gente muy próxima al poder" en relación con la exportación de cannabis hacia Europa. "Los ingresos del cannabis son la primera fuente de divisas del país", decía el informe.
El ONA
Primer grupo privado marroquí, el ONA es considerado en el reino como propiedad privada del rey. En efecto, se trata de un grupo que gestiona los extraordinariamente diversificados intereses de palacio. El ONA, históricamente nacido de Paribas, está presente en 80 actividades, desde las minas de fosfatos hasta la banca y servicios financieros, pasando por el sector agroalimentario, el de la distribución o el audiovisual. El ONA poseería la propiedad de grandes fincas y prácticamente el monopolio en ciertos sectores, como el del azúcar o los productos lácteos. Tiene unos 20.000 empleados y su volumen de negocios se estima en cerca de 15.000 millones de francos (375.000 millones de pesetas).
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