La enfermedad de Crohn se duplicará en España en los próximos años
El número de afectados por la enfermedad de Crohn ha crecido notablemente en los últimos años en los países desarrollados. Este proceso digestivo, mucho más frecuente en la raza blanca y en los países ricos, presenta la prevalencia más alta (30 casos por 100.000 habitantes) en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y países del Norte de Europa.Aunque en España la prevalencia es mucho menor, en torno a 6-8 casos por 100.000 habitantes, la cifra se duplicará o incluso se triplicará en los próximos años, según declararon en Madrid los expertos reunidos en el XXVI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Patología Digestiva.
Se calcula que actualmente unos 65.000 españoles sufren enfermedad de Crohn (40%) y colitis ulcerosa (60%), dos procesos que integran la enfermedad inflamatoria intestinal y que comparten bastantes características epidemiológicas. "Mientras que en la colitis ulcerosa la inflamación afecta sólo al intestino grueso y únicamente a la mucosa intestinal, en la enfermedad de Crohn puede afectar a cualquier tramo del aparato digestivo, desde la boca hasta el ano, y a todo el espesor de la pared intestinal. La primera suele expresarse en brotes agudos y la segunda es más cronificada, por lo que los enfermos se suelen deteriorar más", afirma José María Maté, presidente del congreso y jefe clínico de aparato digestivo del hospital Universitario de La Princesa de Madrid.
Según este especialista, aunque no se conocen bien las razones del incremento de estas enfermedades, éste se relaciona con la industrialización, la contaminación ambiental y los cambios en el estilo de vida.
"No olvidemos", añade, "que el intestino es el órgano humano con mayor superficie de contacto con el medio ambiente, ya que a través de él, con una superficie análoga a la de un campo de tenis, penetran al interior del organismo distintos elementos, entre ellos los alimentos".
Como sostiene Miguel Ángel Gassull, jefe de aparato digestivo del hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona), el incremento de la enfermedad de Crohn se va produciendo paralelamente al desarrollo de un país y a los cambios que éste acarrea en el estilo de vida, por lo que "se piensa como posibles factores responsables, sin tener confirmación científica, en la contaminación ambiental y en la relación entre la industria y la alimentación".
Los rasgos predominantes de la enfermedad de Crohn son la diarrea y el dolor abdominal, que pueden venir acompañados de malestar general, fiebre, dolor en las articulaciones, pérdida de peso, debilidad e incluso síntomas psicológicos, como irritabilidad, ansiedad y depresión. El paciente suele vivir la enfermedad como algo muy molesto e incluso incomprensible para quienes le rodean, al tratarse de un proceso de evolución caprichosa, ya que unos días está perfectamente y otros se encuentra recluido en casa. "Estos enfermos", dice Gassull, "alteran su vida y sus relaciones sociales por miedo a no encontrar un servicio a tiempo, y muchos de ellos sufren complicaciones que les obligan a pasar por el quirófano. Una de las más frecuentes, que aparece en uno de cada tres pacientes de Crohn, son las fístulas que se abren entre el intestino y la piel, provocando dolor y el drenaje al exterior de materiales purulentos y fecales".
Según Paul Rutgeerts, profesor de la Universidad de Leuven (Holanda), en algunos casos estas fístulas han obligado a "verdaderas ablaciones de ano e intestino por no haber ningún otro tratamiento".
Para el experto holandés, aunque la enfermedad de Crohn sigue sin tener una cura definitiva y la medicación sólo sirve para mejorar los síntomas, se abren nuevas esperanzas para tratar las fístulas con la aparición de un anticuerpo monoclonal, infliximab, que bloquea el TNF alfa (factor de necrosis tumoral), de próxima aprobación por la Agencia Europea del Medicamento.
Rutgeerts ha presentado en Madrid los resultados de un estudio, recientemente publicado en The New England Journal of Medicine, según el cual en el 60% de los pacientes se conseguía una "mejoría espectacular de las fístulas que les permitía recuperar una vida normal, abandonar el flotador para poder sentarse y salir de casa". Este especialista señala que, a pesar de seguirse desconociendo las causas de este proceso digestivo, se ha observado cierto efecto de unos genes localizados en los cromosomas 12 y 16 y también en el cromosoma X.
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