Van Morrison rinde pleitesía al Jazzaldia donostiarra, que alcanzó 40.000 espectadores
El mejor halago que pudo oír la organización del Festival de Jazz de San Sebastián vino del propio Van Morrison. Concluido su recital en una Plaza de la Trinidad que se quedó pequeña para acoger a los 3.100 incondicionales que la abarrotaron, Morrison se encerró durante una hora en los camerinos. Allí saludó al alcalde donostiarra, Odón Elorza, y al director del certamen, Miguel Martín, y repitió lacónicamente: "Ésta ha sido una de mis mejores actuaciones en muchos años, ante un gran público. El ambiente ha sido fabuloso y el entorno, extraordinario". Teniendo en cuenta la fama de gruñón y huraño que acompañan a este irlandés con alma de soul y blues, convertido en un auténtico fenómeno de masas como se pudo comprobar en San Sebastián -cuando se anunció el concierto el 29 de abril, las entradas se agotaron en poco más de 24 horas-, su satisfacción no era desde luego un cumplido. Sin tiempo apenas para el balance pormenorizado, resacosos todavía de la gran noche que puso fín a la 34ª edición del Festival de Jazz, Miguel Martín afirmó ayer que las palabras del cantante de Belfast eran el mejor resumen de estos seis días. Desde el pasado 22 de julio cerca de 40.000 espectadores han presenciado las 36 actuaciones que se han desarrollado sobre siete escenarios. Los llenos han sido "casi" diarios gracias al comportamiento de un público al que el propio Martín definió como fiel, entregado, conocedor y respetuoso. "Así es un chollo organizar un festival, que ha puesto el listón muy alto", aseguró. El director del segundo festival de jazz más antiguo de Europa calificó de "sobresaliente" el nivel artístico registrado durante estos días. Quiso destacar las actuaciones de Steve Coleman, John Mc Lauguin, Branford Marsalis, Ravi Coltrane, Chano Domínguez e Iñaki Salvador, Van Morrison y la "profesionalidad" del telonero de éste, el trompetista Clark Terry. En el capítulo de pegas, amén de las mejoras necesarias para acceder a la terraza del Kursaal, hubo una ajena a la organización: la subida del dólar frente al euro ha afectado notablemente a las arcas del Festival. Elorza, gran aficionado al jazz, pidió para el próximo año más apoyos económicos.
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