Yeltsin nombra a su sucesor en el Kremlin
El presidente ruso designa como primer ministro y candidato a la presidencia a Vladímir Putin
El presidente Borís Yeltsin provocó ayer una de las crisis políticas a las que Rusia ya está acostumbrada y destituyó de manera sorpresiva a Serguéi Stepashin, que no alcanzó a cumplir ni siquiera tres meses al frente del Gobierno. Como nuevo primer ministro, Yeltsin nombró interinamente a Vladímir Putin, que ocupaba los cargos de director del Servicio Federal de Seguridad y secretario del Consejo de Seguridad, y que debe ser ratificado por la Duma o Cámara baja del Parlamento ruso. A diferencia de otras veces, Yeltsin decidió explicar por qué había decidido hacer estos cambios, y en una inusual intervención televisiva dijo que Putin era el indicado para continuar las reformas que necesita el país y el hombre al que quería ver como su sucesor en el Kremlin.
Los ciudadanos rusos despertaron ayer nuevamente con una noticia bomba: en medio de la crisis de Daguestán -donde las fuerzas rusas tratan de aplastar a un grupo de musulmanes extremistas que han tomado cuatro aldeas montañosas-, Yeltsin había echado a Stepashin del Ejecutivo. Verdad es que esta vez el primer ministro saliente no se enteró de su caída por la radio, como ha ocurrido en anteriores oportunidades, sino de boca del propio presidente, que lo concovó a primer hora de la mañana al Kremlin. Stepashin se hallaba en Daguestán, pasando revista al dispositivo de seguridad preparado por las autoridades rusas, cuando recibió la llamada.Era la segunda cita matutina que Yeltsin daba a Stepashin en los últimos días. En la anterior, cuando se esperaba la caída del Gobierno, el presidente resolvió, en el último momento, hacer caso a los políticos que le desaconsejaban la salida de Stepashin, y optó por dar una impresión de estabilidad política. Pero este fin de semana, el presidente ruso tomó la decisión que el entorno del Kremlin aguardaba con ansias: eligió a su sucesor como presidente. Naturalmente, se trata del mismo al que ha nombrado primer ministro: Vladímir Putin, un incondicional suyo al que conoce muy bien, ya que, entre otros cargos, ocupó el de vicejefe de la Administración presidencial.
"Ha comenzado el maratón electoral", señaló el presidente Yeltsin en su mensaje televisivo al anunciar que había firmado el decreto por el cual convoca los comicios legislativos el 19 de diciembre, y recordar que a mediados del año 2000 deben celebrarse elecciones presidenciales.
"Ahora he decidido nombrar al hombre que, en mi opinión, es capaz de unir a la sociedad basándose en un amplio abanico de fuerzas políticas con el fin de continuar las reformas en Rusia. Él podrá unir a aquellos que desean la renovación de la gran Rusia en el siglo XXI. Se trata del secretario del Consejo de Seguridad y director del Servicio Federal de Seguridad, Vladímir Putin", dijo el presidente ruso en su intervención transmitida por todos los canales de televisión.
"No hay estabilidad política"
Al explicar por qué había aceptado ser candidato a la presidencia en representación del Kremlin, Putin respondió que el problema es que en el país "no hay estabilidad política". "Cada dos años tenemos una intentona de golpe; los cambios de Gobierno tampoco son buenos para la sociedad y el Estado", señaló. Lo que el flamante primer ministro desea es garantizar una continuidad general: en las reformas y en la política interior del país.Los políticos rusos han sido unánimes en considerar contraproducente la fulminante destitución de Stepashin, que había logrado mantener la estabilidad política y económica del país. Incluso los más estrechos aliados de Yeltsin no eran partidarios de realizar este cambio de Gobierno, al menos de momento.
Anatoli Chubáis, el padre de la privatización rusa que continúa siendo una persona cercana a Yeltsin, se oponía rotundamente a él e incluso se dice que la semana pasada fue al Kremlin especialmente para tratar de convencer a Yeltsin de que no prescindiera de Stepashin. Y Borís Nemtsov, otro de los jóvenes reformadores que ha sido viceprimer ministro, calificó ayer la destitución de Stepashin de "completa locura".
Si los aliados de Yeltsin lo consideran un error, la oposición teme que sea mucho más que eso, que lo que el Kremlin está tratando de hacer es preparar el terreno para imponer el estado de excepción -y... ¿quién más indicado que Putin, que hizo su carrera en los órganos de Seguridad, para hacerlo?- y aplazar indefinidamente las elecciones.
Víktor Iliujin, diputado comunista que preside el Comité de Seguridad de la Duma Estatal, es uno de los que así opina, y Guennadi Ziugánov, líder del Partido Comunista de Rusia, también se refirió a esa posibilidad en su primera reacción al nombramiento de Putin. Pero no sólo los comunistas están preocupados. Patria-Toda Rusia, el bloque electoral del alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, divulgó un comunicado en el que advierte a "todos los órganos de poder y a todos los funcionarios, independientemente de su rango", que no se les ocurra realizar "acciones antilegales y anticonstitucionales"
A pesar de los temores que suscita Putin, los diputados tendrán que tragar y ratificarlo como primer ministro. De lo contrario, la Constitución permite al presidente disolver la Duma Estatal y de todas maneras dejar a Putin a la cabeza del Gobierno. Y, naturalmente, la oposición no desea quedarse sin la tribuna parlamentaria en vísperas de las elecciones legislativas, aunque no sea más que por temor a un pucherazo.
Ya lo ha adelantado Alexéi Podberiozkim, líder del movimiento Legado Espiritual y miembro del grupo parlamentario comunista: "La Duma Estatal ratificará como primer ministro a Putin o a cualquier otro, no importa quien sea, ya que estamos a un paso de las legislativas", señaló, aunque dijo no estar seguro de que el candidato de Yeltsin sea aprobado en la primera votación.
Guennadi Selezniov, presidente de la Cámara baja, interrumpió ayer sus vacaciones y regresó urgentemente desde San Petersburgo a Moscú. Por la tarde, Selezniov se reunió con los jefes de los diferentes grupos parlamentarios, quienes acordaron convocar el próximo lunes una sesión extraordinaria para estudiar la propuesta del presidente Yeltsin y ratificar o rechazar la candidatura de Putin. Ésta podría ser la primera de las tres votaciones que permite la Constitución.
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