Calor y marquismo
DE PASADAEl presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch, dijo ayer que el calor afecta "muy relativamente" a las pruebas de los Mundiales de Atletismo. La imagen de los marchadores de la prueba de los 50 kilómetros, desgarrados por temperaturas de hasta 37 grados y una humedad del 47%, invitó el miércoles a creer lo contrario. Incluso fuera de la pista mella a los atletas. El velocista Gabor Dobos se tomó ayer un respiro a la sombra, mientras recorría las calles del centro histórico de la ciudad, que acogió un maratón turístico de deportistas, técnicos y directivos de Sevilla 99. La élite del atletismo ha desembarcado en la capital andaluza justo cuando la mayoría de los sevillanos salen corriendo hacia la costa para que el sofoco de la ciudad no les afecte ni relativamente siquiera. El cierre de negocios bate plusmarcas en agosto: tapear en Triana es una carrera de obstáculos y alquilar una vivienda, un salto en el vacío. Hasta las mercerías se imponen turnos de guardia. En agosto se extingue la vida social (la cultura ni siquiera despierta del todo en invierno) con el éxodo de sus practicantes hacia liturgias veraniegas. Afloran contrapartidas, sin embargo, como la reducción de atascos gracias a las masivas emigraciones automovilísticas o la recuperación de paseos de sobremesa casi solitarios si ninguna lipotimia lo impide. Una práctica casi exclusiva de turistas, capaces de aventurarse con caminatas intrépidas desde el mediodía al atardecer. Pertenecen al gremio de las víctimas "muy relativas" del calor. Al igual que la mayoría de los jóvenes andaluces se parecen muy relativamente a los atletas. El estudio presentado ayer por el secretario de la Unión de Consumidores y Usuarios de Andalucía (UCE), Juan Moreno, revela que el colectivo se distingue por el "marquismo" en su tiempo libre. Los jóvenes se gastan la mayoría del dinero en algo tan efímero como los 100 metros (la moda) y tan castigador como el lanzamiento de peso (copas y bebidas). Y mejor ignorar cuan poco destinan a la compra de libros o espectáculos culturales. No todo es atlético. Las series televisivas, según explicó ayer en Baeza (Jaén) el actor Críspulo Cabezas, uno de los protagonistas de la película de Fernando León Barrio, no son "un trampolín para el cine". Ni una pértiga. TEREIXA CONSTENLA
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