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Peregrinaje por el juzgado

Desde 1991, la vida política de Melilla ha sido un peregrinaje tumultuoso por los juzgados. Gonzalo Hernández, primer edil socialista, fue condenado en 1994 por el Tribunal Supremo por infidelidad en la custodia de documento publico. A Hernández le sucedió Ignacio Velázquez (PP), quien, al afrontar su primera moción de censura en 1992, fue demandado por presunta prevaricación, tras haber convocado el pleno que trataba de derrocarle por la noche, a fin de impedir que una concejal socialista regresara a tiempo a Melilla desde la Península. También en trámite judicial se encuentra otra demanda por malversación de caudales públicos; una tercera por supuesta prevaricación, al impedir una votación, y una cuarta por la presunta compra del concejal Tahar. El sustituto de Velázquez, Enrique Palacios, se hizo con el poder en febrero de 1998 gracias a una moción de censura. Sus adversarios contraatacaron con la misma medida a los cinco minutos de su elección. Palacios la impidió y fue acusado de coacciones. El, por ahora, último presidente de la ciudad, Mustafa Aberchan, afronta una querella de la Fiscalía de Málaga por hacer público el decreto interno de renuncia de Malika Mohamed.

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El caos político de Melilla paraliza la actividad económica de la ciudad

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