Asunción atribuye a varios dirigentes el rechazo total a su candidatura
Antoni Asunción presentó el lunes su dimisión como portavoz del Grupo Socialista en las Cortes Valencianas en un ejercicio de "coherencia", de acuerdo con las explicaciones que ofreció ayer, al sentirse desautorizado por el desarrollo del congreso extraordinario que celebró la federación socialista valenciana el sábado. Asunción atribuyó a "algunos dirigentes", no a la militancia, la oposición frontal a su candidatura como secretario general y planteó su renuncia en términos constructivos. "Si otros dirigentes del PSPV-PSOE me acompañaran en este viaje ayudarían mucho a resolver la situación actual", comentó. El candidato de emergencia en las pasadas elecciones autonómicas evitó nombres y ofreció sonrisas pero la alusión a Ciprià Ciscar y Joan Lerma, ambos miembros de la ejecutiva federal del PSOE, era evidente.Los dos dirigentes de la organización estatal siguieron al pie de la letra la sugerencia de Asunción. Ciprià Ciscar desveló que había puesto su cargo a disposición del partido el lunes. Joan Lerma lo hizo ayer.
Asunción explicó que "difícilmente" podría ejercer como portavoz después de haber sido "rechazado" por su propia organización. "El único consenso que pareció ofrecerse durante el congreso es que yo no podía dirigir este partido", comentó.
El "desgaste" sufrido por el conjunto del partido durante el congreso extraordinario, señaló, afectó a su papel como portavoz. Pero extendió la pérdida de "credibilidad" al conjunto de la organización y ofreció su dimisión para no "perjudicar" al partido antes de invitar a otros dirigentes históricos a seguir su ejemplo.
El peso de Madrid
El que fuera ministro del Interior con Felipe González admitió que el veto hacia su opción a la secretaría general del PSPV-PSOE "posiblemente" tuvo "más que ver con Madrid que con Valencia". "Siempre he sabido que no era el delfín de Ferraz", bromeó, aunque consideró que "nunca ha habido razones" explícitas para esa supuesta falta de confianza.
A pesar de la desbandada en el congreso socialista, que elevó a Joan Ignasi Pla a altas horas de la madrugada a la secretaría general con el apoyo de apenas un 43% de los delegados, Asunción insistió en mirar al futuro y dar un voto de confianza a la nueva dirección. "Todos somos corresponsables, por activa o por pasiva, de la nueva dirección, porque no había lista alternativa", dijo. Pero la dimisión de Pla como secretario general evitó que sus palabras tuvieran algún eco y aboca a la segunda federación socialista del Estado a un nuevo periodo transitorio.
Asunción concluyó su segunda "despedida de la vida política" con una reflexión: "La renovación es el resultado de la democratización y no supone cambiar a todo el mundo. La renovación por designación es muy peligrosa".
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